El encabezado de la invitación ya sugería algo por demás interesante “Test Drive Amarok V6 en Mendoza”, pero la expectativa fue aún mayor al abrir el mail y leer que el recorrido previsto se iniciaba en San Rafael y culminaba en el reconocido centro de ski de Las Leñas. Cómo resistirse a semejante propuesta para quienes amamos salir a la ruta y más en esta región de nuestro país, donde cada kilómetro es un paisaje diferente.
La Amarok V6 es una nueva-vieja conocida para nosotros. Nuestro primer contacto fue el año pasado en la presentación de la línea 2017 de la pick up mediana, con una brevísima prueba en un camino de asfalto –antigua pista del aeropuerto de El Calafate- en la que pudimos tener una primera impresión del poder de sus 224 CV. Estuvo presente en Cariló y Pinamar en el verano y con ella atravesamos complicados senderos de barro durante su lanzamiento en Campo de Mayo en junio de este año (ver nota). Pero todavía no habíamos tenido la oportunidad de probarla durante cientos de kilómetros sobre ripio, asfalto y nieve, que era lo que prometía dicha invitación. Asi que gustosamente nos subimos al avión rumbo al aeropuerto de San Rafael, donde una flota de 7 camionetas nos esperaba para iniciar la travesía.
El primer tramo transcurrió por la ruta 143, previa pausa para el almuerzo en Villa Bonita, un atractivo complejo con restaurante y cabañas a la vera del camino. A partir de allí continuamos por la 150. Al cabo de unos kilómetros, el terreno cambió rotundamente, del parejo asfalto pasamos al ripio.
Guardando una distancia prudencial con las unidades que nos precedían, por el polvo y las piedras que dificultaban ver hacia delante, seguimos viaje. A medida que íbamos avanzando, la llanura dio paso a las primeras formaciones montañosas, caminos sinuosos y barrancos al margen. Unos 30 minutos después llegamos al Embalse Agua del Toro, un dique utilizado para generar energía hidroeléctrica y controlar las crecidas del Río Diamante. Una breve pausa para observar el majestuoso paisaje, cambiar de conductor, sacar fotos y a seguir.
Sobre estos caminos en los que el vehículo no transita sobre una superficie totalmente firme, repleta de piedras y canto rodado, valoramos los frenos a disco en las 4 ruedas más el ABS con función off road, especialmente cuando debíamos reducir rápidamente la velocidad al divisar algún desnivel o pozo importante. También el control de estabilidad (ESP), que aunque no se llegó a activar nos daba una gran tranquilidad en caso de que se produjera alguna maniobra inesperada o intento de deslizamiento y obviamente la tracción integral permanente 4Motion.
Como ya se sabe, la Amarok V6 se ofrece en dos variantes, con diferencias que se dan principalmente en el aspecto exterior: la V6 –a secas-, con llantas de aleación Milford de 19 pulgadas, calzadas con neumáticos Pirelli Scorpion en medida 255/55 R19 y barra antivuelco cromada; y la Extreme, con un look más deportivo, otorgado por las llantas de aleación Talca diamantadas de 20”, con cubiertas Bridgestone Dueler 255/50 R20 de perfil bajo, barra Sportsbar color carrocería e insignias específicas. Nuestra unidad era, justamente, una Extreme. ¿Por qué detallamos la diferencia entre ambas? Al tener un talón bajo su respuesta entre los pozos y saltos es más áspera y se corre más riesgo de pinchaduras o roturas. En cambio en asfalto, exhibe todo su potencial y realza la figura sport de la pick up.
Luego de decenas de kilómetros de serrucho y piedras, de vuelta al pavimento, esta vez sobre la mítica ruta 40. Las largas y desiertas rectas –sólo interrumpidas por plantaciones de álamos que funcionan como una suerte de pared para los fuertes vientos que azotan diariamente a la geografía cuyana- nos sirvieron para probar en condiciones reales el funcionamiento del propulsor V6.
La respuesta, prestaciones y eficiencia del conocido 2.0 TDI de 180 CV del resto de la gama siempre fueron algunos de sus atributos principales, pero al lado de este 3.0 V6 TDI de 224 CV y 550 Nm de torque, la diferencia a favor del impulsor más grande es notable. El primer punto a destacar es el agradable ronroneo del motor. Aunque normalmente no se hace demasiado presente en el habitáculo, en aceleraciones repentinas el impulsor hace notar sus dos cilindros más, con un sonido más contundente que recuerda también esa dosis de potencia extra de la que disponemos bajo el pie derecho. Precisamente, hablando de ese plus, la V6 incluye la función Overboost, que por 10 segundos, entre los 50 y 140 km/h eleva la potencia a 245 CV, lo que mejora aún más el poder de aceleración y se agradece a la hora de realizar sobrepasos. Las mediciones de consumo las dejamos para más adelante, cuando tengamos una unidad asignada para nuestros habituales tests.
Otro detalle que pudimos utilizar en momentos en que el frío se empezó a sentir a medida de que nos aproximábamos a destino fueron las butacas delanteras ErgoComfort, que además de las regulaciones eléctricas con memoria, disponen de calefacción, regulable en dos temperaturas: un “chiche” muy útil para el invierno o para esos días cuando el clima nos juega una mala pasada y refresca repentinamente, sin tener una campera o buzo a mano.
Para el último tramo debimos continuar por la ruta 222, que a pesar de que los carteles de vialidad anuncian que Las Leñas está a menos de 60 kilómetros, se tarda bastante en arribar al centro de ski, primero por la complejidad del camino, un sector repleto de curvas y contracurvas con impresionantes precipicios a la derecha –con poca o nula protección- y también por el regular estado de la calzada, con sectores con baches o directamente de ripio.
La caravana de Amarok se mantuvo imperturbable por todo este trayecto, hasta que finalmente llegamos a destino. A descargar el equipaje y prepararnos para el día siguiente: una jornada de esquí o snowboard, conociendo el Amarok Point y entrevistando a los directivos de Volkswagen que nos acompañaron en este viaje, quienes ya piensan en ampliar la gama impulsada por este V6 y se manifestaron más que satisfechos por la buena performance de ventas de dichas versiones (ver nota).
La vuelta, programada alrededor de las 9 de la mañana del lunes iba a ser exclusivamente sobre asfalto, directo al aeropuerto y en un 80% sobre la ruta 144. Finalmente no hubo nieve en el camino, lo más próximo que estuvimos de pisar el manto blanco con las pick ups fueron algunos sectores con hielo, debido a las frías noches de esta región mendocina y alertados por una indicación en el display de la computadora de a bordo de la Amarok, pero que no afectó en lo más mínimo a su andar. Ya en plena ruta, volvimos a ponderar su comportamiento dinámico, su cuidada insonorización –ayudada en gran parte por la caja automática ZF de 8 marchas, que hace que a 130 km/h el motor no supere las 2.500 rpm– y la cómoda posición de manejo: esos 200 km de regreso pasaron como si nada sobre nuestros brazos y espaldas.
Como todos los eventos de este tipo, el tiempo se pasó volando, pero fue una experiencia realmente agradable. Los 400 km entre ida y vuelta se hicieron cortos, pero ya tendremos oportunidad de probar minuciosamente cada una de las características de la Amarok V6 en las próximas semanas. Como conclusión, la pick up de Volkswagen continúa –y potencia aun más- sus cualidades dinámicas y de confort en esta versión, dos de los principales argumentos que la llevaron a ubicarse rápidamente en el podio del segmento.
Espectacular, el unico problema es el precio.
Felicitaciones para el Amarok Point, un lugar muy agradable y con precios razonables.