El concepto se repite una vez más: a esta altura, prácticamente no hay marcas que no cuenten con un SUV en su gama, desde las generalistas hasta las más deportivas –¡Si hasta Ferrari evalúa sumar uno a su portfolio!-. Y es que los Sport Utility son una tendencia que no solo no parece tener fin, sino que muchos ya vaticinan que serán el futuro de la industria. Por eso, cuando una compañía tan tradicionalista y de elite como Rolls-Royce anunció que tendría su propio SUV despertó muchísima curiosidad sobre cómo sería su propia interpretación del segmento, luego de que el Bentley Bentayga diera el primer paso.
Finalmente, luego de tres años de desarrollo, la firma inglesa develó por completo el Cullinan, cuyo nombre parece ser toda una declaración de intenciones: es el diamante más grande del mundo, encontrado en Sudáfrica hace más de cien años y que actualmente forma parte de las joyas de la corona británica.
Imponente, ese es el primer adjetivo que se nos viene a la mente al ver las primeras imágenes de este nuevo Rolls-Royce, tanto por su sector frontal tan característico con la enorme parrilla vertical cromada, la infaltable dama alada y los faros rectangulares –inspirados en el Phantom VIII-, como por su musculoso perfil que se destaca por contar con las puertas traseras de apertura inversa o suicida y un remate posterior, que según sus diseñadores es un homenaje al icónico Phantom II 40/50 HP Continental Sports Saloon de 1934. El sector trasero cuenta con un portón que, al levantarse, permite desplegar una plataforma con dos asientos y una mesita, ideales para el típico picnic inglés. Mencionamos este elemento tan original –o extravagante- simplemente para dar una idea del nivel de atención a los detalles que exhibe el Cullinan.
Para hacer aún más impactante su presentación, la marca eligió un llamativo color rojo que contrasta con las llantas de tono grafito, aunque para los que prefieran el refinamiento y la elegancia habitual de un Rolls, hay una variedad casi interminable de colores y combinaciones posibles. De hecho, cada cliente puede personalizarlo a su gusto, especialmente en su interior.
Puertas adentro, el Cullinan es un derroche de lujo y calidad artesanal, construido con los más finos materiales nobles, con detalles de madera y cuero por doquier. Como es de esperarse, también cuenta con la más avanzada tecnología desarrollada por el Grupo BMW: además de un completo sistema multimedia compatible con los diversos dispositivos electrónicos más Wi-Fi, cuenta con un sistema de cámaras con visión de 360º y visión nocturna, asistentes a la conducción (frenado automático, control de crucero adaptativo, etc.) y, al tratarse de un todoterreno, un botón Off Road, que permite elegir entre diversos tipos de terreno para adaptar los parámetros del vehículo.
Otro aspecto que demuestra su imponencia son sus dimensiones: construido sobre la plataforma denominada Architecture of Luxury –exclusiva de Rolls-Royce-, mide 5.341 mm de largo, 2.164 mm de ancho y 1.835 mm de alto, con una distancia entre ejes de 3.295 mm y un peso de nada menos que 2.660 kg, una auténtica mole que supera con creces a sus rivales más directos, el Bentley Bentayga y el Range Rover Autobiography SV LWB (de largo extendido).
Mecánicamente, recurre a un propulsor tan tradicional como la propia marca: un V12 de 6.75 litros que entrega 571 CV a 5.000 rpm y un torque de 850 Nm a partir de las 1.600 rpm, acoplado a una transmisión automática ZF de 8 velocidades. El sistema de tracción es integral, según demanda. No posee reductora –los ingenieros no la consideraron necesaria teniendo en cuenta el alto valor de torque del propulsor disponible a bajas vueltas- y, contrariamente a lo que se pueda pensar, promete destacarse fuera del asfalto, especialmente en la arena, escenario habitual por el que transitarán diariamente muchos de sus potenciales clientes, los adinerados jeques árabes. Un dato más: la capacidad de vadeo es de 540 mm, nada mal. Adicionalmente, cuenta con suspensión neumática independiente, eje trasero direccional y barras estabilizadoras activas.
Así es el Cullinan, el modelo que podría convertirse en el más vendido de la firma de Derby, con una previsión de unas 2.000 unidades anuales, un gran número considerando que en la actualidad, Rolls-Royce comercializa alrededor de 4.000 unidades por año.
