
El Dodge Challenger es el símbolo de los muscle cars más puro que existe actualmente, una reinterpretación del modelo original y que constantemente le hace un guiño al pasado rescatando el nombre de algunas versiones especiales como el Scat Pack o los estridentes colores que lucía a principios de los 70, como el Plumb Crazy Purple. En síntesis, un muscle car auténtico, en el que sólo importan las altas cifras de cilindrada, potencia y torque, así como las aceleraciones en línea recta, el famoso 1/4 de milla americano. Nada de circuitos, trazados con muchas curvas o comercialización global, el Challenger está pensado exclusivamente para el mercado norteamericano.
Hace poco menos de un año atrás, Dodge impactó con la presentación de su versión más extrema, el Demon, una bestia de 850 CV que ostentaba el récord de 1/4 milla para un auto producido en serie. Con su producción limitada a unas decenas de unidades ya finalizada, la firma estadounidense transfirió gran parte de los desarrollos del Demon a las igualmente impresionantes versiones Hellcat.
Así “el gato del infierno”, que ya era uno de los más potentes de su categoría, superando a los Mustang Shelby o Camaro ZR1 con sus 717 CV, aumentó su potencia hasta unos demenciales 808 CV con la llegada de su versión MY2019, denominada SRT Hellcat Redeye, acoplada sólo a una transmisión Torqueflite (otro guiño al pasado) de 8 velocidades. Las opciones más accesibles del Hellcat también elevaron su caballaje a 727 CV y estarán disponibles con la caja automática antes mencionada o una Tremec manual de 6 marchas.
Además de su agresiva estética, con el widebody kit con pasarruedas ensanchados, spoiler delantero y trasero, se destacan las dos enormes tomas de aire del capot, completamente funcionales e inspiradas en el Dodge Dart Swinger de los 70 y, como señalamos anteriormente, varias soluciones implementadas en el Demon con un compresor volumétrico de 2.7 litros, que sopla a un bar de presión, elevando la potencia del motor HEMI V8 de 6.2 litros hasta los 808 CV y 958 Nm de torque, con la línea roja del tacómetro por encima de las 6.500 rpm. Por si eso no fuera suficiente, también cuenta con un sistema que utiliza el aire acondicionado del habitáculo para enfriar el aire que ingresa al motor.
Con estas reformas y el agregado de la función Overboost, sus prestaciones son igual de impresionantes: acelera de 0 a 96 km/h (según las mediciones estadounidenses) en 3,4 segundos, logra el cuarto de milla en 10,8 segundos –a unos 211 km/h- y alcanza una velocidad máxima de 327 km/h.
Adicionalmente, todo el tren de rodaje fue reforzado, con el eje de transmisión y palieres del Demon, suspensión adaptativa Bilstein y un sistema de frenos desarrollado por Brembo, con discos de 390 mm. Para quienes quieran calentar los neumáticos antes de acelerar o simplemente quemar caucho bien al estilo americano, el Hellcat cuenta con el sistema Line-Lock, que bloquea los frenos delanteros.
Lamentablemente, no está prevista su comercialización en otros mercados fuera de América del Norte. Aquí seguiremos esperando, cada vez con menos expectativas, el arribo del Challenger convencional, aunque esta posibilidad parezca cada vez más lejana.