A falta de poco más de dos semanas, cada vez más marcas van anunciando sus novedades de cara a la muestra brasileña y parece que en esta edición, los deportivos tendrán muchísimo protagonismo: a los renovados Ford Mustang y Chevrolet Camaro se les sumará su equivalente nipón, el Nissan GT-R.
“Godzilla invade San Pablo”, así confirmó la marca japonesa la llegada de una unidad del GT-R en su versión Premium que será una de las estrellas de su stand, aunque su comercialización en la región aún sigue haciéndose desear.
Como se sabe, la actual generación (R35) del icónico deportivo -heredero de la saga Skyline y GT-R que nació en los 60-, recibió una importante actualización este año, con varias novedades en su diseño, como la incorporación del lenguaje estilístico V-Motion, con la parrilla en forma de V con un aplique cromado, retoques en los faros, paragolpes y llantas de aleación, entre otros detalles.
El interior fue replanteado por completo, con un diseño más refinado y terminaciones más cuidadas, con revestimientos de cuero y apliques en fibra de carbono. También incorporó una nueva pantalla táctil de 8 pulgadas que no sólo permite operar el sistema multimedia, sino también acceder a divesas informaciones, datos y parámetros del vehículo, como la temperatura del líquido refrigerante, del aceite del motor y de la transmisión, o la presión del turbo.
Obviamente, su mecánica es la principal característica que hace único al GT-R y le permite competir e incluso superar a numerosos superdeportivos de elite. Bajo el capot ruge un V6 biturbo (conocido bajo el código VR38DETT) de 3.8 litros que desarrolla 572 CV a 6.800 rpm y 64,9 kgm de torque en las versiones convencionales, acoplado a una caja automática de doble embrague y 6 marchas. Está construido en aluminio y las paredes de los cilindros están revestidos con plasma, lo que permite una menor fricción y peso, más capacidad de refrigeración, más rendimiento y consumo más eficiente.
Pero eso no es todo, el propulsor incorpora un sistema colector de admisión y escape simétrico e independiente, con turbocompresores dobles de alto desempeño; segundo sistema de gestión de aire para un mejor desempeño de las emisiones en partida a frío; sistema de temporización de la ignición controlado individualmente por cada cilindro; sistema de refrigeración de aceite controlado termostáticamente; bomba de recuperación de aceite para mantener el flujo de lubricación en los turbocompresores, y sistema lateral de lubricación seco y húmedo del cárter. Armar esta joya de la ingeniería, con sus complejidades y cuidados que requiere no es una tarea para cualquiera. Para ello, Nissan capacitó a los Takumi (artesanos en japonés), encargados de realizar el montaje a mano de cada motor.
La otra clave del GT-R es su exclusivo sistema de tracción ATTESA E-TS (Advanced Total Traction Engineering System for All-Terrain, o «sistema avanzado de ingeniería para tracción total en todo terreno»), que en condiciones normales funciona como un vehículo de tracción trasera, con el torque repartido en 0:100, pudiendo variar a 50:50 entre ambos ejes dependiendo de la velocidad, aceleración lateral, rotación de los neumáticos, superficie de rodaje y velocidad angular.
Impresionante, le compite a los «Muscle», solo queda un detalle: «Los pingos se ven en la carrera»
Vamos con LA TECNOLOGÍA JAPONESA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Saludos ,Mario210