Con días cargados de novedades sobre el Grupo FCA: a nivel local, Fiat festejó la semana pasada sus 100 años de historia en nuestro país; a nivel internacional se habla de una alianza y posible fusión con el Grupo Renault Nissan (noticia que ampliaremos en otro artículo) y a nivel regional, el consorcio ítalo-americano confirmó una inversión de R$8,5 billones en la planta brasileña de Betim para producir sus nuevos motores Firefly turbo y la esperada variante SUV de la Toro.
El anuncio fue realizado por Antonio Filosa (Presidente de FCA para América Latina) y es la mayor inversión en la historia del complejo industrial ubicado en el estado de Minas Gerais. Del monto total, R$500 millones serán destinados a la fabricación de estos dos nuevos propulsores que forman parte de la familia GSE (Global Small Engine).
Como ya lo veníamos anticipando, desde la presentación del motor Firefly 1.3 que debutó en el Fiat Argo, FCA venía trabajando en variantes turboalimentadas de este impulsor así como en uno más pequeño, de 1.0 litros, éste último pensado especialmente para el mercado brasileño donde existe una legislación tributaria que favorece a este tipo de motores de baja cilindrada. El motor 1.0 turbo (conocido internamente como T3, en referencia a sus tres cilindros), tendrá tapa de 12 válvulas –la variante aspirada posee 6- con el múltiple de escape integrado a la tapa y sistema de distribución variable MultiAir con comando por cadena, inyección directa e intercooler. Desarrollará una potencia de 120 CV y 19,3 kgm de torque y estará preparado para funcionar tanto con nafta como con etanol.
Por su parte, el 1.3 turbo (conocido internamente como T4 por sus cuatro cilindros) también recibirá una tapa multiválvulas (16V en lugar de 8, como el Firefly 1.3 del Argo/Cronos) con el múltiple de escape integrado, sistema de distribución variable, comando por cadena, inyección directa e intercooler. En este caso, se ofrecerá con dos niveles de potencia, 150 CV y 25,5 kgm de par como base o 180 CV y 27 kgm de torque para su versión tope. Además, Fiat estaría desarrollando una variante “ecológica” que utilizará 100% etanol, ya que con este combustible se eliminan las emisiones de CO2, además de que el etanol se obtiene de fuentes renovables.
El objetivo del Grupo es que estos propulsores sean utilizados en toda la gama regional de Fiat y Jeep, equipando a los Argo/Cronos –en sus variantes deportivas-, a la Toro y su variante SUV, así como al Renegade y Compass. Sin embargo, no reemplazarán a los actuales Firefly 1.0 y 1.3 aspirados ni al conocido 1.8 eTorQ que seguirán ofreciéndose, pero sí marcarán el final de los veteranos 1.0 y 1.4 Fire Evo aunque recién hacia 2023.
Por último, el ejecutivo de FCA también confirmó la producción en Betim de la variante SUV de la Toro, que estará inspirada en el Fastback Concept presentado el año pasado en el Salón de San Pablo, con adaptaciones surgidas luego de realizar numerosas clínicas o charlas técnicas con potenciales clientes. Su presentación, de acuerdo a lo adelantado por Filosa, está prevista para los próximos dos o tres años.
Estaría bárbaro que fabricarán un modelo más económico en Artgentina… o para el mercado argentino.