Ferrari lo anticipó hace unos meses atrás: hacia fin de año habría varias novedades en su gama. Y aunque muchos especulaban con que se trataría de su esperado –y polémico SUV-, il cavallino rampante sorprendió por una apuesta totalmente distinta, pero muy lógica: un nuevo deportivo que se posicionará como el modelo de entrada de gama y que se acerca más hacia un formato de Gran Turismo, una propuesta que hace rato no estaba dentro del portfolio de la marca… con ustedes la Ferrari Roma.
En un claro homenaje a la cosmopolita capital italiana, la flamante coupé evoca en su diseño a la era dorada de su país natal, los prometedores años cincuenta y sesenta cuando la economía y la cultura de Italia se habían recuperado casi por completo de la Segunda Guerra Mundial. Esto no lo decimos nosotros, sino la propia marca: “Este vehículo constituye una representación contemporánea del despreocupado y placentero estilo de vida propio de la Roma de los años 50 y 60”. Si bien su silueta recuerda a los deportivos de aquella época, su diseño está lejos de ser 100% retro: se nota la inspiración clásica, pero dentro de los cánones estéticos actuales de la compañía. Eso sí, su figura es más elegante y limpia que los trazos marcados y agresivos que encontramos en los superdeportivos más exclusivos de Ferrari.
Puertas adentro, también se nota esa diferencia: en lugar de contar con la mayoría de los comandos orientados exclusivamente hacia el conductor, la Roma propone un habitáculo simétrico, con el ahora habitual Dual Cockpit –instrumental 100% digital para el conductor y un display adicional con diversos parámetros del vehículo para el acompañante-. Mención aparte para dos de los detalles más llamativos del interior: la pantalla táctil flotante del sistema multimedia y el curioso selector de velocidades, con tres pequeñas palancas o perillas que recuerdan los aceleradores de un avión.
Mecánicamente, Ferrari decidió recurrir a una receta tradicional: motor V8 biturbo de 3.8 litros, que desarrolla 620 CV y 760 Nm de torque, acoplado a una caja automática de doble embrague y 8 velocidades. Con este conjunto motriz, acelera de 0 a 100 km/h en sólo 3,4 segundos y alcanza una velocidad máxima de 320 km/h.
Su precio -aún por definirse- rondaría los 215.000 euros, una cifra que impresiona, pero que la convierten en uno de los modelos más accesible de la marca, justo por encima de la Portofino, por lo que será un producto de gran volumen –a comparación de un SF90 Stradale o del 812 GTS-.
Esto es FERRARI PURO decir que es parecido a un Aston Martin gracias a Dios no se parece ni en el blanco del ojo ni el nrgro del C…..
ferrari siempre fue una marca auténtica en todo… sin copiarse de nadie… pero eso es un Aston Martin???
Que NAVE, lo mejor de lo mejor en lo deportivo extremo.
Saludos.