Volkswagen acaba de concretar otro paso que marca el inicio de una nueva era para la compañía: por un lado despide al que fue uno de sus autos eléctricos más exitosos y que iniciaron el camino hacia la electrificación, el e-Golf y por otro, da la bienvenida a lo que se viene, el ID.3 cuyas primeras entregas están previstas para fin de año –posiblemente noviembre, de no mediar inconvenientes- y que no pudo haber tenido un mejor comienzo, agotando rápidamente las 30.000 unidades disponibles de la versión First Edition.
Misión cumplida para el e-Golf, presentado a principios de 2014 y que en sus seis años en el mercado se convirtió en un éxito en ventas, especialmente en países como Alemania, Noruega, Estados Unidos, Países Bajos y Gran retaña, superando con creces las 100.000 unidades comercializadas contabilizadas hasta el año pasado. Es más, su salida de la línea de producción es hasta resistida por los concesionarios y clientes de la marca, ya que la demanda continúa de manera sostenida. Pero como casi todo tiene un final, la versión 100% eléctrica del icónico hatchback mediano ya cumplió su ciclo: desde hace algunas semanas atrás, ya no se pueden encargar a la planta más unidades, aunque aún hay cierto stock disponible con las configuraciones de equipamiento y colores más pedidas en algunos concesionarios.
Su lugar, tal como señalamos anteriormente, será ocupado por el prometedor ID.3. Desarrollado sobre la nueva plataforma modular eléctrica (MEB), cuenta con un motor de 150 kW (201 CV) y un par máximo de 310 Nm, con el que logra una velocidad máxima limitada electrónicamente de 160 km/h.
En sus tres versiones, la batería ofrece una capacidad de 58 kWh y una autonomía de hasta 420 kilómetros según el ciclo WLTP. Su capacidad de carga máxima de 11 kW (corriente alterna) y 100 kW (corriente continua). Cuando se carga con corriente continua, se puede lograr una autonomía de 290 km en 30 minutos. Estéticamente, se destaca por un diseño futurista que combina características de un hatchback con las de un monovolumen, ofreciendo una gran habitabilidad y un notable despliegue tecnológico en su interior.
El principal motivo de la discontinuación del e-Golf, además de darle prioridad a la novedad, tiene que ver con una cuestión de costos: la firma de Wolfsburg realizó una gran inversión para desarrollar y comercializar el ID.3, además de que, curiosamente es hasta un 40% más barato de producir. ¿Se convertirá finalmente el ID.3 en el Golf de los eléctricos como lo sueña Volkswagen?
