Jaguar siempre fue una marca asociada al lujo, refinamiento y deportividad, características que siempre se adaptaron a la perfección en sus sedanes y coupés. Pero la tendencia del mercado hizo que la firma británica también decida apostar por los crossovers y SUV’s con los i-Pace, E-Pace y F-Pace, que tienen una gran aceptación a nivel mundial. Ahora, la marca analiza ir un paso más allá y desarrollar su primer hatchback mediano, un competidor para los Mercedes-Benz Clase A, Audi A3 y BMW Serie 1.
A decir verdad, la idea no es nueva, ya que hace varios años atrás, Jaguar presentó el concept RD-6 que adelantaba justamente un hatch con un muy logrado diseño que combinaba un estilo clásico con agresividad pero que lamentablemente no logró pasar a producción. A pesar del auge de los SUV’s y que en Europa el tradicional segmento C quedó algo desdibujado, entre las marcas Premium la demanda se mantiene y en ese sentido, la compañía del felino intentará repetir la estrategia que tanto éxito le dio a Mercedes-Benz con el Clase A, reconvirtiéndolo a un hatch y atrayendo a un público más joven. “Me encantaría hacer algunos vehículos más pequeños. Y parece que es el momento adecuado. Nuestros valores son ideales para propietarios que desean autos más eficientes pero que aún les gusta la calidad del diseño, el lujo y los automóviles que son agradables de conducir. Pero es un segmento difícil. Necesita grandes números, lo que significa grandes fábricas y una gran organización para venderlos. Pero definitivamente es donde me gustaría que estuviéramos”, planteó Julian Thomson, Jefe de Diseño de Jaguar.
Por ahora se trata de una posibilidad que fue adelantada por el diseñador, que inclusive indicó que este hipotético producto debería medir unos 4,50 metros de largo. Sin embargo, como él mismo aclaró, representa un gran desafío para la compañía, que además de sufrir el impacto del coronavirus como la industria automotriz en general, también genera incertidumbre el efecto del Brexit, es decir, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y que llevó a que varios fabricantes cerraran sus centros de producción. Ingresar al segmento es tentador: sólo en el Viejo Continente genera unas 800.000 ventas a nivel anual, pero la marca debe tener una planta que se ajuste a esa demanda y lo que también resulta esencial, una plataforma para ello. Actualmente, Jaguar cuenta con la plataforma modular MLA, muy versátil por cierto, que permite la adopción de mecánicas de combustión, híbridas y hasta 100% eléctricas, pero no se sabe si también puede servir como base para un vehículo más chico como un C-Hatchback. En el caso de que no se pueda adaptar, desarrollar una plataforma desde cero plantea un enorme gasto. La otra posibilidad es firmar una alianza con otra compañía para utilizar su arquitectura, algo de lo que aún no hay ni siquiera rumores.
De confirmarse este nuevo producto, medios de prensa europeos señalan que podría ser un reemplazante del XE que no tendría continuidad más allá de la generación actual. Por su parte, el XF, su hermano mayor, apostaría de lleno por la electrificación y pertenece a una categoría superior. La idea parece muy interesante y las propuestas de diseño –por ahora particulares- no tardaron en aparecer. Sólo resta esperar la decisión de la cúpula directiva de Jaguar y a la vez de Tata Motors, quien controla a la firma británica.