Símbolo del potencial del mercado brasileño, la planta de BMW en Araquari cumplió este 30 de septiembre sus primeros 6 años y acaba de superar la marca de 60.000 unidades producidas -63.611 para ser más precisos-. Luego de la paralización de las actividades obligada por la pandemia de coronavirus, la fábrica ubicada en el estado de Santa Catarina se encamina a cumplir con la producción de casi 8.000 unidades anuales prevista para 2020.
Inaugurada en 2014, es la 30º factoría de la firma de Munich, que cuenta con fábricas en 14 países diferentes. En el caso de Araquarí, allí se producen los SUV’s X1, X3, X4 y X5, a los que desde el año pasado se sumó el nuevo Serie 3, aunque sólo para abastecer al mercado interno.
A lo largo de estos 6 años, la planta recibió más de R$ 1 billón en inversiones para incorporar más modelos a su línea de montaje. En el caso del Serie 3, el último en sumarse, la inversión fue de R$ 132 millones. Actualmente trabajan allí alrededor de 600 empleados.
Uno de los puntos en los que más hace énfasis la compañía es que el complejo industrial brasileño es uno de los más modernos del mundo, con procesos –desde la línea de pintura, montaje o terminaciones- son iguales a los que se aplican en las fábricas de Europa o Estados Unidos, garantizando la misma calidad del producto. Además, los operarios son capacitados continuamente por expertos de la casa matriz y alineados con los estándares de calidad global de la marca.
En ese sentido, una de sus más recientes innovaciones fue la introducción de robots que se encargan de la aplicación de cera, lo que permite alcanzar zonas de difícil acceso en el vehículo. También se automatizó el movimiento de puertas durante el proceso de montaje y se incorporó la soldadora Tucker, compuesta por dos robots y que permite una mayor seguridad, agilidad y eficiencia en la producción.
Araquari también está comprometida con la sustentabilidad, por ello participará de un proyecto piloto de nivel global incorporando paneles solares, que ocuparán un área de 1.068 metros cuadrados sobre el techo de la línea de montaje y que estarán completamente instalados antes de fin de año. El objetivo de BMW es reducir, para 2030, un 20% de las emisiones de CO2 en la cadena productiva, un 80% en la producción y un 40% en la fase de uso de sus vehículos.