Es un referente de los más tradicionales del golpeado segmento D y durante años fue el más vendido tanto en Argentina como en Europa y otros países. Su última generación fue una de las más logradas de todas, con poco y nada que envidiar a una berlina del segmento Premium pero lamentablemente las tendencias del mercado marcaron su final: el Volkswagen Passat sedán fue discontinuado en el Viejo Continente y sólo seguirá a la venta en versión Variant (rural).
Su salida del mercado era prácticamente la crónica de una muerte anunciada. Desde hace años, los SUV’s desplazaron a los sedanes del segmento D de las preferencias del público y las ventas del Passat no paraban de caer, sólo la Variant resiste estoica la invasión de Sport Utility Vehicles y es por eso que la compañía decidió mantenerla en el line up. Además, luego de su última actualización, ya estaba llegando al final de su ciclo comercial. Lo mismo sucedió en Estados Unidos, donde la filial norteamericana también discontinuó al sedán a fines del año pasado.
La salida del Passat sedán fue confirmada por la propia marca, que anunció el final de la producción en la planta de Emden en Alemania antes de Navidad. De esta manera, la única alternativa que tienen los clientes más tradicionales de la berlina es el Arteon, que si bien está basado en la misma plataforma MQB, plantea una propuesta más estilizada y deportiva, mientras que el Passat siempre apostó más por la sobriedad y la elegancia.
Por el momento, su lugar quedará vacante a la espera de su reemplazo: no será un producto tradicional, sino un sedán 100% eléctrico, integrante de la gama ID y que ya fue fotografiado en varias oportunidades durante los test de rodaje. Desarrollado sobre la plataforma modular MEB, contará con una batería de hasta 84 kWh que le otorgaría una autonomía de unos 700 kilómetros. Su denominación –al menos por ahora- es Aero-B y será presentado en 2023.
En nuestro país, el Passat fue discontinuado el año pasado: las restricciones a las importaciones y los impuestos internos afectaron considerablemente sus ventas y la marca decidió priorizar a otros productos más rentables y con mayor demanda. Estaba disponible únicamente en versiones Highline y R-Line, ambas con el conocido motor naftero 2.0 TSI de 220 CV y 350 Nm de par, asociado a la caja automática DSG de doble embrague y 6 velocidades.