A decir verdad, no es ninguna novedad ya que lo veníamos anticipando desde hace varios meses atrás, pero a partir del comunicado de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), ahora sí el anuncio es oficial: desde el 1 de enero todos los vehículos 0km que se comercialicen en el país deberán contar obligatoriamente con control de estabilidad (ESP) y ensayo de impacto lateral.
Vale recordar que esta medida iba a implementarse en 2018 a nivel regional pero fue postergada hasta este año. Finalmente, la Secretaría de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa del Ministerio de Desarrollo Productivo y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) dependiente del Ministerio de Transporte estableció la entrada en vigencia de la normativa, mientras que en Brasil recién será aplicada a partir de 2024, lo que había generado reclamos de varias automotrices y un nuevo pedido de prórroga.
Al respecto, Pablo Martínez Carignano, Director Ejecutivo de la ANSV, afirmó: «Desde la actual gestión de la ANSV, junto al Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, tomamos la decisión de no prorrogar esta normativa pese a los pedidos de la industria automotriz de volver a posponer esta exigencia en función de que Brasil lo hizo de nuevo. Los requisitos incluyen a todos los nuevos modelos y a los que están en producción, y permitirá que los argentinos se trasladen en vehículos más seguros. Estamos trabajando y llevando adelante todas las acciones y políticas necesarias que ayuden a reducir la siniestralidad vial en el país».
El control de estabilidad o ESP (ESC/VSA según la marca) es uno de los dispositivos de seguridad activa más importantes ya que puede llegar a evitar la pérdida de control y vuelco de un vehículo. El sistema adapta la presión de frenado de cada rueda, disminuyendo el riesgo de derrapes en situaciones de emergencia. Trabaja en conjunto con otros sistemas como el control de tracción y el sistema de frenos ABS (también obligatorio en Argentina) y, mediante la utilización de sensores, detecta si el auto se direcciona en un sentido diferente a la indicada por el volante y corrige evitando la desviación, disminuyendo la potencia del motor y activando los frenos para corregir la trayectoria.
Por otra parte, dentro de la misma resolución se establece como obligatorio el test de impacto lateral, que mide la resistencia de las estructuras de los vehículos entre las puertas delanteras y traseras. De acuerdo al comunicado oficial, su implementación tiene como fin garantizar la protección adecuada ante eventuales siniestros viales e impulsa el desarrollo e instalación de tecnologías preventivas como las bolsas de aire de cortina o de impacto lateral, entre otras.
La medida fue celebrada por Latin NCAP, organismo de seguridad encargado de evaluar el nivel de protección de los vehículos que se comercializan en América Latina y el Caribe: «Latin NCAP saluda la exigencia de la ANSV con esta decisión de incorporar tecnologías que ayudan a salvar vidas, las cuales deberían haberse incorporado antes. El Control Electrónico de Estabilidad salva casi tantas vidas como el cinturón de seguridad, es un elemento clave de la seguridad activa del vehículo. La protección de impacto lateral es muy importante ya que existe poco espacio y tiempo para proteger a los ocupantes en dichos impactos que junto con la anatomía humana significa una configuración muy peligrosa», destacó Alejandro Furas, Secretario General de la entidad.
Con la entrada en vigencia de esta normativa, se produjeron varios cambios en el portfolio de muchas de las marcas que en nuestro país aún comercializaban vehículos sin ESP. El más significativo es la discontinuación del Volkswagen Gol, que será reemplazado por el Polo Trend. Por su parte, otros productos como el Chevrolet Joy, la Peugeot Partner/Citroën Berlingo y Renault Sandero/Logan sí incorporaron el control de estabilidad en todas sus versiones.
