A salvo: Renault aseguró que seguirá fabricando la Captur en Brasil pese al faltante de piezas

Lanzada en nuestro mercado en 2017, la Captur se presentó como una alternativa más sofisticada que la Duster, desarrollada a imagen y semejanza de la versión europea pero sobre la plataforma B0. En Argentina tuvo muy buenos niveles de ventas, sin embargo, con las trabas a las importaciones, Renault debió reducir notablemente su gama y decidió discontinuarla al igual que el Kwid. Con una importante actualización que data de 2021, el B-SUV siguió comercializándose en Brasil y otros países de América Latina aunque en los últimos meses comenzó a circular el rumor de que dejaría de fabricarse debido a problemas con el abastecimiento de piezas hasta que finalmente la marca del rombo salió a aclarar que se mantendrá en producción.

Contextualicemos: más allá de contar con un diseño similar a la Captur europea de primera generación –en el Viejo Continente ya se comercializa desde hace varios años la segunda generación-, lo cierto es que internamente tiene una gran diferencia, ya que la versión brasileña utiliza la plataforma B0 en lugar de la CMF-B, con diferencias no sólo estructurales sino también en cuanto a dimensiones y otros componentes. El único otro lugar donde se fabricaba una variante similar era en Rusia –donde se la denominaba Kaptur-, pero, como todos saben, debido a la guerra con Ucrania, Renault debió suspender sus operaciones y retirarse del país, lo que trajo aparejado faltantes de insumos y componentes, incluyendo estampados de la carrocería.

Afortunadamente, la compañía francesa logró obtener dichas piezas –estimamos, cambiando de proveedores y/o consiguiendo las matrices- por lo que se asegura la producción al menos hasta fin de año. “Renault continuará produciendo el Captur y no hay planes para discontinuarlo. Hay problemas en la producción, como ha habido con varias marcas, pero se va a normalizar”, indica el comunicado oficial para el mercado brasileño.

Vale recordar que en su última actualización, el B-SUV recibió modificaciones estéticas y mecánicas: a nivel de diseño, recibió la misma lavada de cara que su par europea (de anterior generación), con los nuevos faros delanteros –que fueron rediseñados internamente y podrían ser de Led-. También se replanteó el paragolpes, con nuevos marco para las luces antiniebla. De perfil, sólo se modificó el diseño de las llantas, mientras que en la parte trasera se retocaron levemente los faros.

Puertas adentro es donde más se perciben los cambios y mejoras. Uno de los puntos críticos de la serie anterior era la calidad de materiales y una ambientación muy sobria y simple. Para subsanar esta falencia, se mejoró su imagen, agregando apliques tipo piano black en la consola central y, sobre todo, una combinación bi-tono tanto para la plancha frontal del tablero, como para las butacas, que contrasta el color negro predominante en el habitáculo, con un tono marrón que le da un aire más refinado.

Mecánicamente hubo alguna que otra sorpresa: el motor naftero 1.6 SCe de 115 CV fue dejado de lado –posiblemente para que no compita con Duster-, por lo que toda la gama pasa a equipar el nuevo propulsor 1.3 TCe (turbo) con una calibración diferente a la del SUV de origen Dacia: para la Captur desarrolla 162 CV (170 CV a etanol) y 270 Nm (vs. 155 CV y 250 Nm en la Duster), asociado únicamente a la caja automática X-Tronic CVT con 8 marchas simuladas, siempre con tracción simple. Lamentablemente, no está previsto su retorno a nuestro país, al menos a corto plazo.