
Ford está poniendo todas sus fichas en la electrificación, más aún en el Viejo Continente, donde está realizando una profunda reestructuración de su gama, de sus fábricas e inversiones. Dentro de ese plan, la planta alemana de Colonia juega un papel fundamental, ya que desde allí saldrán algunos de sus principales vehículos eléctricos con los que la compañía buscará conquistar el Viejo Continente.
El complejo industrial de Colonia fue precisamente la primera fábrica de la marca del óvalo en Europa, inaugurada en 1930. Ahora, 93 años después vuelve a tener la misma importancia ya que fue renovada por completo, ampliada e incorporó tecnología de última generación para convertirse en el nuevo Centro de Vehículos Eléctricos, tal como la denominó la compañía, mediante una impresionante inversión de U$S 2.000 millones.
Una prueba concreta que refleja de manera concreta este cambio de rol es que hasta este mes fue producido allí el Fiesta, el icónico hatchback que será discontinuado –de hecho, ya dejó de fabricarse, sólo quedará el remanente en stock- y no tendrá un reemplazo directo, sino que será sustituido por el B-SUV Puma y su variante eléctrica, que también será producida en Colonia junto a la otra gran apuesta para el Viejo Continente, la flamante Explorer Electric.
De acuerdo a los planes de Ford, el objetivo es que su Centro de Vehículos Eléctricos llegue a producir hasta 250.000 unidades por año en función de la demanda y con un nivel de rentabilidad acorde. Para ello, sus líneas de montaje son de alta capacidad y se trabajó minuciosamente en lograr procesos muy optimizados con componentes de gran volumen y proximidad que ayuden a mantener controlados los costos y así lograr también precios accesibles y competitivos frente al avance de las automotrices chinas que poco a poco van creciendo y consolidándose en el difícil y exigente mercado europeo.
Emplazada en un predio que ocupa un total de nada menos que 125 hectáreas, la renovada planta de Colonia cuenta con una ensambladora en serie adicional sobre las que ya existían para vehículos con motor de combustión antes de la reforma. Asimismo, también se incorporó una línea de baterías a estrenar y otra para sistemas automatizados con tecnología de punta.
El objetivo final de la firma estadounidense es producir alrededor de 2.000.000 de vehículos eléctricos a nivel global que saldrán de los complejos industriales de Alemania, Estados Unidos (Michigan), México, Turquía y China, entre otros. Si bien representa un gran atractivo en cuanto a puestos de trabajo calificados, también podría significar un fuerte recorte laboral, ya que el proceso de construcción de un vehículo eléctrico demanda alrededor de un 30 a 50% menos de mano de obra en comparación con un vehículo con motor de combustión interna.