La conformación de Stellantis tras la fusión de los ex Grupos FCA y PSA permitió compartir tecnologías, plataformas, motorizaciones y realizar desarrollos en conjunto. También que muchas marcas recibieran un fuerte respaldo para que puedan mejorar su situación, renovar o ampliar su gama. Esa fue una de las principales dudas que surgieron a principios de formada la nueva compañía, qué iba a pasar con tantas automotrices que son parte del conglomerado. Para dar tranquilidad, Carlos Tavares, CEO del consorcio, anunció que no cerraría ninguna, sino que, por el contrario, cada una recibiría la inversión suficiente para renovar su gama y tendrán diez años de plazo para intentar recuperarse.
El plan sigue en pie, pero transcurridos los primeros años, los directivos de Stellantis comienzan a exigir resultados y la compañía, aunque no está en una situación delicada, no tuvo un balance tan positivo como el esperado, por lo que ya empezaron a sonar las primeras voces de alerta para que aprovechen esta oportunidad. De lo contrario, no les temblará el pulso para cerrarlas.
Según señalan medios de prensa europeos, los resultados económicos del primer semestre de 2024 reportaron que Stellantis obtuvo ingresos por 85.000 millones de euros, lo que refleja una caída del 14% frente al mismo período del año pasado. Durante una conferencia de prensa, el propio Tavares reconoció: “Los resultados no están a la altura de nuestras expectativas, lo que refleja tanto un contexto desafiante de la industria como de nuestras propias dificultades operativas”.
A pesar de que Fiat, Peugeot, Citroën, Opel, Jeep y Maserati están trabajando en una importante renovación y ampliación de su portfolio, sus productos todavía no alcanzaron la performance comercial esperada –posiblemente también tenga que ver la caída en la demanda de vehículos eléctricos, por los que apostaron muy fuertemente-. Del otro lado del Océano Atlántico, con excepción de Jeep y RAM, la renovación viene muy lenta, con un portfolio que acusa indefectiblemente el paso del tiempo y pocas novedades: sólo Dodge presentó el Charger con versiones a combustión y eléctricas. Chrysler sigue sin un rumbo claro y es una de las marcas que más riesgo tiene de desaparecer.
Otras de las marcas que corren peligro son Maserati, Lancia y DS. En el caso de Maserati, aunque presentó nuevos productos, todavía no logra repuntar, mientras que DS si bien tiene un buen nivel de ventas, representa un porcentaje muy bajo dentro del grupo. Veremos qué sucede con Lancia, que en esta nueva etapa está apostando por el nuevo Ypsilon y el regreso de las versiones deportivas HF. En una situación bastante similar, aunque con mejores números, se encuentra Alfa Romeo.
En una entrevista con la agencia de noticias Bloomberg, Tavares advirtió: “Si no ganan dinero, las cerraremos. No podemos permitirnos tener marcas que no generen beneficios”. Inclusive, señaló que ninguna marca es imprescindible a pesar de su historia: “No hay absolutamente ningún tabú. Las marcas están aquí para aprovecharlas. Si no son capaces de monetizar el valor que representan, entonces se tomarán decisiones”. Sonó a un fuerte tirón de orejas, especialmente para las firmas norteamericanas. Por su trayectoria y la importancia que alguna vez tuvieron, esperemos que en los próximos años puedan volver al camino del éxito.
Chrysler siempre renace de sus cenizas.
Si creen que pueden dominar el mercado estadounidense, creo que están meando a kilómetros del tarro.
Con Peugeot, Citroën y Fiat estarían bien. Las demás son de poca venta y son las que dejan mal paradas a las otras tres. Han dejado de hacer el Citroën C 4 Lounge, que aún no sé porque lo hicieron. Se quedaron sin un caballito de batalla junto al 308 y 508
Saludos Cordiales.
Qué esperaban los directivos de Stellantis ¿Qué sus marcas acapararán el mercado. El problema está en que son muchas.