Contacto Nuevo Renault Kardian Premiere Edition: cambio de paradigma

Agosto fue uno de los meses más intensos del año en cuanto a lanzamientos y novedades de las marcas en nuestro país. De todos ellos, sin dudas uno de los más importantes fue el del Renault Kardian, el nuevo crossover que no solo cubre un importante hueco en el mercado en el que la compañía no estaba presente y apunta a rivalizar con el Fiat Pulse o el Volkswagen Nivus, sino que también plantea una revolución dentro de la propia compañía, representando el primer paso de la renovación de su portfolio, buscando alejarse de la imagen low cost de modelos anteriores y apostar por el futuro, que tendrá como protagonista a la flamante plataforma RGMP.

La firma gala puso en el Kardian toda su capacidad de desarrollo, tecnología y diseño a nivel regional y eso quedó demostrado en el evento de presentación, que se llevó a cabo en San Juan y donde pudimos conocer en detalle sus características técnicas de la mano del equipo de ingenieros que participó del proyecto, su equipamiento y las aspiraciones comerciales de parte del equipo de marketing y directivos de la marca para finalmente pasar a lo más interesante: el primer contacto. Fueron alrededor de 400 kilómetros los que recorrimos entre la ciudad capital y el Parque Nacional Pampa del Leoncito, incluyendo el regreso hasta el Aeropuerto Internacional Domingo Faustino Sarmiento.

Estos primeros cientos de kilómetros nos sirvieron para tener un primer vistazo e impresión general sobre el crossover, que más adelante seguramente tengamos oportunidad de probar de manera más profunda y detallada para registrar sus cifras de performance y consumo, pero alcanzaron para conocer en un uso real las aptitudes del que está llamado a ser uno de los productos más vendidos de Renault.

Diseño:

El Kardian tiene la misión de reinventar la imagen de la compañía en América Latina y de hecho, es el primer modelo regional que incorpora el renovado emblema del rombo, así como el nuevo lenguaje estético de la marca, que vemos en productos europeos como el Austral o el Rafale. Para ello, la compañía apostó por el formato de mayor demanda en la actualidad: los crossovers, combinando características de un hatchback con los de un SUV, como su estética aventurera y mayor despeje.

Observando su aspecto general, es innegable su parentesco o al menos inspiración –los ingenieros remarcan que no comparten piezas en común- con el Dacia Stepway europeo. Sin embargo, el Kardian gana en sofisticación y cierto aire deportivo con sus faros Full Led y el sector frontal dividido en dos, con las luces principales de formato trapezoidal, mientras que las de circulación diurna se ubican en la parte superior y las antiniebla bien hacia el borde inferior del paragolpes. También se destaca la enorme parrilla con el renovado rombo en el centro, siendo esta la parte más llamativa del exterior.

De perfil cuenta con la típica silueta de un crossover y es donde más recuerda al Stepway europeo, destacándose por las protecciones en los pasarruedas y zócalos, aunque con un plus que son las barras de techo, completamente funcionales e incluso modulares, ya que pueden instalarse de manera transversal para poder ser utilizadas como portaequipaje. Completan este sector las llantas de aleación con terminación bitono diamantadas, cuyo diseño recuerda a las del Mégane E-Tech junto con el techo de color negro, en contraste con la carrocería, dos detalles exclusivos de la versión Premiere Edition.

Por último, en el remate posterior resaltan los faros, también de Led, con forma de C y que poseen ópticas traslúcidas, más el emblema con el nombre del modelo en el centro del portón. Al igual que el frente y los laterales, la parte inferior del paragolpes posee una importante protección plástica de color negro que refuerza su estilo aventurero. En síntesis, un diseño agradable, moderno, que llama la atención en las calles por lo novedoso del producto, pero sin llegar a ser muy rupturista.

Interior:

Desde un primer momento queda claro que la marca quiso jerarquizar al Kardian buscando transmitir una sensación de mayor calidad y sofisticación a primera vista. Eso está logrado y se nota desde el momento en que abrimos o cerramos la puerta, especialmente en la parte delantera, donde la pantalla del sistema multimedia de 8” y el instrumental digital se llevan el protagonismo. Por fortuna, el climatizador posee los siempre más intuitivos mandos físicos. El resto de las funciones del vehículo pueden operarse desde el volante o con los ya clásicos mandos satelitales típicos de Renault, que si bien pueden parecer un accesorio algo antiguo, su funcionalidad es irreprochable, evitando tener que distraer la vista del camino para operar el equipo de audio desde la pantalla, cuyo funcionamiento es igualmente muy correcto, con una interfaz rápida.

La calidad percibida es buena y en el caso de la versión Premiere Edition que manejamos, posee revestimientos específicos con detalles en naranja, que realzan y contrastan con los tonos oscuros del habitáculo. Mención aparte para la insonorización, muy buena incluso a altas velocidades.

Completa el logrado aspecto interior, la vistosa iluminación ambiental, que cambia de color según el modo de conducción elegido-. La selectora posee un diseño tipo joystick, con una tecla para la posición P (Parking) y cuenta también con freno de mano eléctrico en esta versión. Más allá de esta buena impresión general y, aún sin haber realizado un análisis más profundo debido a que sólo fue un primer contacto, un punto que podría mejorar es el instrumental: el diseño de las animaciones son agradables, pero el display podría ser mejor aprovechado. La pantalla es de 7 pulgadas, desde allí se accede a la información de la computadora de a bordo, consumos, la distancia en segundos respecto al vehículo que va adelante… pero no permite observar con claridad y precisión el tacómetro. Además, no ocupa todo el cuadrante, sino que en los costados está flanqueada por una suerte de barras luminosas que no aportan información extra o complementaria.

En líneas generales, se nota un gran salto con respecto a otros productos de la marca y la evolución es prometedora. Eso sí, más allá del despliegue tecnológico, también podemos notar cierta reducción de costos en detalles como los paneles de puerta traseros –que no poseen ningún tipo de revestimiento ni apliques como los delanteros- y la ausencia de salidas de aire para los pasajeros que viajan atrás, que sí cuentan con dos puertos USB-C. El espacio tanto adelante como atrás es amplio y destacamos también la capacidad del baúl de 410 litros, con muy buena profundidad. Eso sí, debajo de la alfombra que lo recubre, encontramos un auxilio temporal.

Seguridad:

Es otro de los puntos en los que el Kardian quiere demostrar que estamos ante una nueva Renault, incorporando sistemas que anteriormente reclamábamos en sus productos regionales. En este caso, cubre los requerimientos y ofrece incluso un poco más: de serie, toda la gama cuenta con 6 airbags, frenos con ABS/EBD/BA, control de tracción, control de estabilidad y asistente al arranque en pendiente.

La versión Premiere Edition que manejamos, agrega varios sistemas de asistencia a la conducción como frenado autónomo de emergencia, alerta de colisión frontal (estos dos ítems presentes desde la variante Techno), control de velocidad crucero adaptativo, cámara multiview y alerta de punto ciego.

Mecánica y comportamiento:

Es una de las claves del crossover de la marca del rombo, ya que estrena el motor 1.0 TCe en la región, con numerosos componentes en común con su hermano mayor el 1.3 TCe que utilizan aquí la Duster y Oroch. Si bien a grandes rasgos entrega cifras similares a otros productos de su segmento: 120 CV y 200 Nm de torque, una de las grandes diferencias a favor del Kardian radica en su transmisión, ya que no apela a una caja automática CVT ni a una con convertidor de par tradicional, sino a una más moderna y rápida caja de doble embrague EDC de 6 velocidades, producida en China por Magna.

Los ingenieros que participaron del desarrollo del vehículo señalaron que esta decisión se tomó justamente para ofrecer un plus en el Kardian con respecto a sus rivales regionales, utilizando además una transmisión ya probada, con sistema de lubricación en lugar de funcionamiento en seco, que ya demostró sus problemas en productos de una firma estadounidense.

Todo eso en los papeles, pero ¿Cómo se comporta? Sus cifras de potencia y par son correctas y alcanzan para mover con soltura al crossover en todo tipo de situaciones. En ciudad su funcionamiento es suave, con un casi imperceptible paso de marchas pero con una rápida respuesta si se lo solicita con mayor presión en el acelerador. Lo mismo sucede en ruta, nada que reprocharle al conjunto mecánico, que invita a realizar cientos y cientos de kilómetros con un funcionamiento sereno y eficiente, pero también muy efectivo a la hora de realizar sobrepasos.

Una de las funciones que pudimos evaluar durante el recorrido fueron los modos de conducción, de los que hay que destacar que las diferencias entre cada uno se notan realmente y no es un simple “estiramiento” de marchas. En modo Eco, la respuesta es sumamente suave y progresiva, ideal para mantener una velocidad constante y reducir el consumo. Fue la que utilizamos en gran parte del viaje al ir en caravana. En el momento de realizar sobrepasos, pusimos a prueba el modo Sport, que además de realizar el paso de marchas a más altas rpm, también actúa sobre la respuesta del acelerador y la dureza de la dirección. Es ahí donde el Kardian saca a relucir su buen torque y la rapidez de la caja EDC, así como su elasticidad. Por último, el modo MySense se sitúa a mitad de camino entre ambos, no llega a ser tan suave como el Eco ni tan contundente como el Sport, pero puede personalizarse. Todo esto va acompañado de diferente ambientación en el tablero y las luces que rodean la plancha frontal y los paneles de las puertas. Sólo en el modo Sport es posible tener cierta idea de las rpm en las que estamos circulando al reemplazar parte de las barras por números.

En ninguno de los otros modos pueden visualizarse con precisión las revoluciones, un punto que a priori y teniendo en cuenta que fue un breve contacto, podemos señalar como una crítica ya que si bien el instrumental digital muestra bastante información sobre consumo y hasta la distancia en segundos con el vehículo que va adelante, no posee algo tan simple como un tacómetro convencional. Las animaciones son agradables a la vista sí, pero no compensan esta falta de información, que a pesar de ser un vehículo con caja automática, siempre es útil saber a cuantas rpm gira el motor y más aún si se opta por utilizar el modo secuencial con las levas.

El comportamiento dinámico del Kardian es muy equilibrado y se nota claramente el avance con respecto al Stepway y productos de la era anterior de la marca. Estructuralmente, brinda una agradable sensación de robustez y las suspensiones también poseen una puesta a punto equilibrada entre el confort para circular por caminos irregulares y el aplomo necesario para su utilización en ruta y/o caminos con curvas y contracurvas como los que recorrimos en San Juan. Todo esto teniendo en cuenta que por su mayor despeje, el centro de gravedad es un poco más alto que en un hatchback convencional y que no apunta a un comportamiento deportivo.

Conclusión:

¿Es el Kardian “el cambio que lo cambia todo”? el slogan puede sonar ambicioso, pero al menos dentro de la marca lo es. Sin dudas se trata de un antes y un después para la firma del rombo que quiere volver a ser referente en diseño, tecnología, seguridad y mecánica como durante muchos años lo fue. Sin llegar a ser todavía como un Clio V, el salto es realmente notable frente a la gama regional anterior y es un producto con muchísimas condiciones: atractivo a nivel estético, bien equipado, agradable de manejar y con una mecánica que ofrece un poquito más que sus principales competidores. Muy buen comienzo del cambio.