A solo unos meses de haber presentado la nueva generación del Q5, ahora llegó el turno de su variante con estética más deportiva, el Q5 Sportback, que acaba de ser develado en Europa, manteniendo las mismas características tecnológicas y mecánicas de la versión con silueta tradicional y que demuestra que Audi seguirá apostando por su gama de productos con motor de combustión.
Al igual que en el Q5 convencional, dejó de lado los trazos rectos y afilados por un aspecto más agresivo y a la vez más estilizado. Todas las líneas que antes dibujaban aristas o uniones rectas, se redondearon, siguiendo el estilo de la gama e-tron o del también recientemente renovado A5, con el que comparte muchísimos componentes. En el sector frontal llaman la atención los faros con tecnología OLED con una firma de segmentos luminosos en su parte superior y los proyectores ubicados por debajo, pero integrados en la misma óptica. La parrilla singleframe es aún más grande, especialmente su entramado en forma de hexágonos. También se destacan las enormes tomas de aire de los extremos del paragolpes y las marcadas nervaduras del capot que le aportan carácter y deportividad.
De perfil, también como en el frente, gran parte de las líneas fueron redondeadas, lo que se nota especialmente en la curvatura de las ventanillas y en el remate posterior, aunque conserva la silueta típica de las versiones Sportback de la firma de Ingolstadt. Por último, en la parte trasera, los faros se extienden a lo ancho del portón y también cuentan con tecnología OLED con una firma luminosa personalizable. El paragolpes posee una suerte de aplique en plástico negro por encima de las salidas de escape, que remarca su apariencia deportiva.
En el interior, la renovación es total y se destaca por sus formas más jugadas y tridimensionales, dejando de lado la anterior sobriedad. Su diseño está claramente inspirado en la gama e-tron y el protagonismo se lo llevan las enormes pantallas –quizás hasta algo sobredimensionadas por el marco-, una para el instrumental (de 11,9”), otra para el sistema multimedia (de 14,5”) y otra del lado del pasajero (de 10,9”, opcional), con actualizaciones remotas. Las salidas de aire se ubican por debajo y se redujo la cantidad de mandos físicos. También la selectora y el volante son de nuevo diseño.
El equipamiento, como era de esperarse, es completísimo, contando con climatizador automático de tres zonas, dirección con asistencia progresiva, alerta de cambio involuntario de carril, detector de fatiga, frenado autónomo de emergencia, control de velocidad crucero adaptativo con función Stop&Go y lector de señales, estacionamiento asistido, asistente de giro trasero, asistente de voz con función de aprendizaje y equipo de sonido Bang&Olufsen, entre otros ítems.
Mecánicamente, en esta primera etapa se ofrecerán cuatro alternativas, todas con sistema mild-hybrid de 48V: la gama arranca con el 2.0 TDI de 204 CV, continúa con el 2.0 TFSI de 204 CV y la variante deportiva SQ5, con el 3.0 TFSI de 367 CV. En todos los casos, la transmisión es automática S-Tronic de doble embrague y 7 velocidades, con tracción integral quattro. Por ahora, sólo la versión naftera de 204 CV ofrece opción de tracción delantera. Más adelante se sumarán más variantes.
Audi comenzará a tomar pedidos del Q5 Sportback en Alemania a partir de diciembre y luego se extenderá al resto de Europa. Para su llegada a nuestro país, habrá que esperar hacia mediados/fines de 2025.