A contramano de otras automotrices que decidieron dejar de lado los segmentos tradicionales, Dacia quiere aprovechar esa retirada para conquistar un nuevo segmento en el que hasta ahora no estaba presente pero que bien podría ayudarla a consolidar el gran crecimiento que vino registrando en los últimos años de la mano del Sandero/Logan y la Duster: desarrollar un hatchback de segmento C.
Sí, además de la nueva Duster –que está en un nivel bastante avanzado-, la firma rumana ahora apunta al segmento C donde intentará replicar la estrategia aplicada al segmento B donde se mantiene como una de las marcas más vendidas en Europa: ya es sabido que está trabajando en la versión de producción de la Bigster, el C-SUV cuya presentación se atrasó algunos meses y quedó programada para 2024 a fin de incorporar más tecnología y, estimamos, más opciones electrificadas. Pero además, también apostará por un hatchback tradicional que debería ser lanzado en 2026, contando con motorizaciones convencionales como versiones híbridas.
Según medios de prensa europeos, este nuevo producto buscará convertirse en una alternativa al Opel Astra o al Volkswagen Golf pero con un precio mucho más accesible, siguiendo el posicionamiento típico de Dacia. La idea de la compañía es contar con un modelo que se ubique entre el Sandero y el Jogger –su variante crossover/familiar-, por lo que medirá alrededor de 4,30 metros. Si bien por el momento no hay bocetos oficiales, de acuerdo a nuestros colegas, contará con un diseño moderno, con la nueva identidad visual de la firma rumana, con faros más finos y alargados y trazos más rectos.
No hay información sobre sus características técnicas, aunque estimamos que podría aprovechar la plataforma CMF-B, que si bien como su nombre lo indica, está orientada hacia vehículos del segmento B, podría ser alargada para llegar a las dimensiones antes mencionadas en lugar de utilizar una arquitectura más grande y sofisticada, lo que le permitirá lograr así un precio más accesible. Esta es la misma estrategia aplicada por Citroën con el C4 europeo, que utiliza la plataforma CMP en lugar de la EMP2 como el Peugeot 308.
Tal como señalamos anteriormente, se espera que cuente con motores de combustión convencionales y versiones adaptadas para funcionar con GLP, así como variantes electrificadas de hasta 160 CV, el tope fijado por el Grupo Renault para este producto que justamente no apuntará a la franja alta de la categoría, sino a la zona inferior.
Salvando las distancias, podría ser una suerte de reemplazo del Renault Mégane, que una vez que la generación actual finalice su ciclo comercial, tomará la posta su variante crossover E-Tech Electric, como para que el Grupo Renault siga contando con un hatchback en este segmento. Esto mismo es lo que podría suceder en nuestra región, por lo que sin dudas vale la pena seguir de cerca el desarrollo de Dacia.
