Después de varias idas y vueltas y el fallido acuerdo con el Grupo Renault, finalmente todo parece encaminarse a la firma del acuerdo mediante el cual el Grupo FCA se fusionará con el Grupo PSA. A diferencia de lo que sucedió con la marca del rombo, ahora sí el Gobierno francés –uno de los principales accionistas de Peugeot-Citroën- dio el visto bueno a la alianza, por lo que la unión es casi un hecho.
De confirmarse, esta fusión que dará origen a una nueva compañía con sede en Holanda, con acciones repartidas 50/50 entre el consorcio galo y el ítalo-americano, al igual que el nombramiento de sus directivos, se convertirá en el cuarto fabricante de vehículos del mundo. Una de las características que revela el tamaño de este futuro holding es que tendrá a cargo nada menos que 13 marcas, como Opel, Peugeot, Citroën, Fiat, Jeep, Dodge y las siempre tambaleantes Alfa Romeo y Lancia.
Justamente, una de las incógnitas que se plantearon sobre esta posible fusión es sobre la continuidad de alguna de ellas, sobre todo de las más deficitarias o con menos portfolio de productos: Chrysler y Dodge por el lado de las americanas, Alfa Romeo y Lancia por el lado de las europeas, compañías a las que hasta ahora FCA no pudo encaminar hacia un rumbo fijo y certero. Pero a no desesperarse: PSA no planea eliminar ninguna de las marcas que formarán parte del nuevo grupo.
Así lo aseguró el propio Carlos Tavares, CEO del Grupo PSA, durante una entrevista al sitio francés BFM Business en la que destacó que “Todas tienen su historia y sus puntos fuertes”. Incluso, recalcó que aún así no abarcaría a tantas empresas como el Grupo Volkswagen: “La entidad que resultaría de esta fusión tendría un número significativo de firmas. Sigue siendo inferior al número de marcas de nuestro principal competidor alemán”.
En ese sentido, vale recordar que Tavares fue el “salvador” de Peugeot-Citroën, devolviéndole la rentabilidad a la compañía que atravesaba una de las peores crisis de su historia, gracias a su estrategia Push-to-pass y que luego, en otro acierto por parte del ejecutivo, adquirió Opel/Vauxhall a General Motors, logrando también obtener ganancias luego de décadas de números en rojo. Bajo su dirección, ninguna de las empresas fue cerrada.
Otra de las promesas detrás de esta fusión, impulsada sobre todo para el ahorro de costos de investigación y desarrollo –sobre todo en electrificación- es que tampoco se plantea el cierre de plantas, algo muy delicado, teniendo en cuenta que entre los dos consorcios se emplean a más de 400.000 personas. Al respecto, Tavares afirmó que ambas compañías podrían lograr miles de millones de euros en ahorros mensuales sin la necesidad de cerrar fábricas, aunque tampoco descartó el recorte de personal, problemática a la que atribuyó a la industria automotriz en general y no al grupo francés.
mmm… y así es como las marcas terminan con la muy poca «identidad» que les quedaba… jamás imaginaría que algún día sería lo mismo un Fiat que un Peugeot, ambas me parecen muy buenas marcas pero estas alianzas me parece que perjudican a la variedad de productos… ir a un consecionario a elegir va ser muy sencillo por existir poca diferencia entre productos.