Las cada vez más exigentes normativas de emisiones que rigen –y regirán- en Europa tienen contra las cuerdas a los poderosos V12 y V8 que hasta hace poco eran el deleite de los amantes de los autos deportivos. Dentro de unos años será cada vez menos frecuente escuchar el atronador sonido de estos motores de alta cilindrada y ni siquiera la adopción de un turbo para hacerlos más eficientes parece salvarlos: desde 2020 en el Viejo Continente se impondrá un límite de 95 g/km para las emisiones promedio de los vehículos comercializados allí, por lo que los productos que lo sobrepasen deberán pagar grandes penalizaciones encareciendo aún más sus precios.
La nueva víctima de esta normativa es ni más ni menos que el ya mítico V8 biturbo de 4.0 litros desarrollado por AMG que impulsa a varios vehículos de Mercedes-Benz, entre ellos el C63, que tendrá que reemplazarlo por el propulsor M139 del Mercedes-AMG A45. Es decir, un cuatro cilindros en línea, de 2.0 litros biturbo, que en su variante más extrema desarrolla unos impresionantes 421 CV –es el motor de cuatro cilindros de producción en serie más potente a la venta actualmente-. Para diferenciarse del A45, el C63 incorporará además un sistema micro-híbrido denominado EQ Boost con el que podría alcanzar una potencia similar o superior al modelo actual, disponible con 476 o 510 CV en el caso del C63 S.
Así, la versión más deportiva del Clase C podrá lograr una performance incluso mayor que el que se comercializa en nuestro mercado, pero desde ya sin el característico sonido de sus 8 cilindros en V ni su régimen de giro. Como complemento, tendrá tracción integral y un sistema que permitirá desconectar el eje delantero, pudiendo funcionar como un tracción trasera mediante la función AMG Drive Select.
Por el momento, la firma de Stuttgart no realizó un anuncio oficial, dado que este cambio en la motorización del C63 se dará en su próxima generación, prevista para el año que viene, aunque la revista británica Autocar ya reveló los planes de la compañía.