Quién de chico –o de grande por qué no- no soñó con tener un autito de Hot-Wheels de esos que tanto veíamos en las publicidades, con sus llamativos colores, personalización, incluso con su propia pista de carreras. Para un estadounidense un Hot Wheel tiene tanta historia y significado como “nuestras” desaparecidas Galgo o Buby, con la diferencia de que continúan fabricándose y renovando su variada oferta de productos.
Su historia comenzó el 18 de mayo de 1968 cuando la compañía Mattel presentó en la New York Toy Fair su primer auto a escala, un Chevrolet Camaro. Tan bueno fue el recibimiento y las ventas que rápidamente la oferta se amplió a otros 15 modelos, destacándose los muscle cars como el Ford Mustang, el Chevrolet Corvette, el Pontiac TransAm o las pick ups tan representativas del mercado norteamericano.
Para reflejar la importancia y el crecimiento de esta icónica fabricante de juguetes basta mencionar algunas cifras que representan su historia: se produjeron hasta el momento más de 6.000 millones de unidades; se fabrican 17 autitos por segundo; cada año se producen 519 millones de unidades y 9.656 kilómetros de pistas; se presentan 130 nuevos modelos por año; y en total fueron diseñados unos 20.000 productos diferentes, entre los que se destaca el Beach Bomb, el más caro, ya que se llegó a pagar por él unos ¡U$S 72.000!
A modo de celebración por su 50º aniversario, la firma presentó el Hot Wheels 50th Originals Collection, una serie de 5 réplicas de los primeros modelos que fabricó en sus inicios y que sin dudas serán muy codiciados por los coleccionistas.