Ford tiene algunas de las plantas con más historia e importancia para la industria automotriz mundial. Una de ellas es la fábrica de Rouge, ubicada en Michigan (EE.UU.) que está celebrado sus 100 años de producción ininterrumpida.
Desde su puesta en servicio en 1918, por sus instalaciones pasaron desde los barcos Eagle para la marina estadounidense –fabricados durante la Primera Guerra Mundial- tractores y obviamente, algunos de los modelos más icónicos de la firma del óvalo, como el Ford A, el Mustang y la F-150.
La propia compañía la define como la planta donde la revolución industrial se apoderó: en la década de 1930 trabajaban allí más de 100.000 empleados en un predio equivalente a la 4ta ciudad más grande de Michigan en ese momento, que contaba con su propio departamento de bomberos, policía, hospital, planta de energía, fábrica de acero, vidrio y varios kilómetros de línea de montaje. Es ahí donde se estableció el salario de U$S 5 por hora, lo que ayudó al crecimiento de la clase media en el país norteamericano.
Actualmente en Rouge trabajan 7.500 empleados durante tres turnos, lo que le permite tener un ritmo de producción muy rápido: cada 53 segundos sale de la línea de montaje una F-150 y para 2020 está prevista la introducción de la esperada versión híbrida.
Una de sus últimas actualizaciones importantes se dio en 2014, con el cambio a aluminio en la estructura de la F-150. Desde ese año, la planta añadió un sistema de reciclado de este material que cuenta con más de 3.200 metros de conductos y compuertas controladas por computadora y le permite reciclar a la compañía entre 5.000 y 6.000 kilogramos de aluminio al mes (entre 65.000 y 80.000 kg por año), suficientes para producir más de 37.000 carrocerías de la serie F al mes.
Otro aspecto también relacionado a la sustentabilidad en la que Rouge es referente entre los centros industriales de la compañía, es que recientemente alcanzó su objetivo de cero residuos a los rellenos (Zero-Waste-To-Landfill) y forma parte de la estrategia de reducción de agua implementada por Ford. El objetivo a largo plazo es no utilizar agua potable durante todo el proceso productivo.
De cara al futuro, la marca está desarrollando un área de entrenamiento en Allen Park para que los empleados puedan aprender a adaptarse a las nuevas tecnologías, como la impresión 3D, automatización, inteligencia artificial, robótica y realidad virtual, entre otras: “Crear la fuerza trabajadora emblema del siglo XXI”, tal como lo anuncia Ford.
