China es el mercado más importante para la mayoría de las marcas, incluso más que Estados Unidos o Japón y Toyota busca seguir creciendo allí, enfrentando a los gigantes locales como BYD o Geely. En ese sentido, según medios de prensa locales, la firma nipona apunta a producir nada menos que 3.000.000 de unidades hacia 2030.
Esta cifra sin dudas se trata de un considerable incremento en el volumen fabricado actualmente, que ronda 1,6 millones de unidades, logrando un market share del 4,5%, nada mal para un fabricante extranjero, aunque por detrás de otros competidores como Volkswagen y General Motors, que superan las 4.000.000 de unidades.
Para lograr este objetivo, Toyota está ampliando su infraestructura mediante alianzas con socios locales. Entre los proyectos más destacados se incluyen nuevas fábricas y la ampliación de instalaciones existentes en Tianjin y Guangzhou, en colaboración con FAW Group y Guangzhou Automobile Group. Se espera que estas nuevas inversiones aporten una capacidad adicional de 200.000 unidades en Guangzhou y 120.000 más en Tianjin.
Otro aspecto en el que trabaja la marca es en su oferta de vehículos eléctricos. Si bien por ahora sigue siendo una de las marcas que ofrece una gama de EV’s bastante reducida, está dispuesta a adaptarse a las demandas de los consumidores chinos, quienes están priorizando cada vez más a los eléctricos. En este sentido, la compañía planea aumentar la producción de modelos eléctricos e híbridos enchufables, alineándose también con las políticas gubernamentales de China.
Este impulso hacia los vehículos electrificados es parte de la estrategia de Toyota para convertir a China en un centro de exportación para el resto de Asia. La meta es adaptar sus modelos a la evolución acelerada del mercado de vehículos eléctricos, a la vez que incrementa su oferta de EV’s.
Justamente, en el mercado chino, uno de los productos más representativos de su estrategia es el bZ3, una berlina 100% eléctrica que se posiciona por encima del Corolla pero debajo del Camry y que ofrece una autonomía superior a los 600 kilómetros, gracias a su batería de fosfato de hierro y litio (LFP) desarrollada por BYD. Este modelo también incorpora un sistema de enfriamiento y control diseñado para mejorar la eficiencia y prolongar la vida útil de la batería.
Con estos nuevos planes en camino, Toyota se prepara para mantener y aumentar su participación en uno de los mercados automotrices más competitivos y de rápido crecimiento. Esta estrategia responde tanto a la transformación de la industria como al cambio en las preferencias de los consumidores hacia la electrificación, impulsada allí por las políticas estatales.