La tecnología y la conectividad juegan un papel cada vez más importante en los vehículos y muchas veces terminan siendo la razón de compra de los nuevos usuarios, incluso por encima de cuestiones estéticas. Tesla fue la primera en notarlo, pero ahora es Volvo la que también tiene una visión similar y está introduciendo un nuevo concepto en actualizaciones, el “brainlift”.
Sabemos que a muchos no les gusta usar términos anglosajones como facelift o restyling y ahora tendrán que acostumbrarse a esta nueva palabra, brainlift. ¿Pero qué significa? Básicamente, una actualización tecnológica, sea del sistema de infoentretenimiento o incluso del sistema de propulsión. En un futuro no muy lejano –de hecho, varios vehículos ya cuentan con esta tecnología-, todo o casi todo se manejará a través de actualizaciones remotas: a través de ellas se podrá renovar el sistema operativo, actualizar el navegador, sumar más funciones, habilitar o deshabilitar ítems de equipamiento o incluso liberar más potencia o gestionar mejor el rendimiento de las baterías.
Así lo anticipó Bjorn Annwall, Director comercial de Volvo, quien precisamente fue el primero en hablar del “brainlift”: de acuerdo a los estudios realizados por las automotrices, los clientes cambiaron sus preferencias, el diseño empieza a importar menos, mientras que la tecnología mucho más. De esta manera, las marcas lanzarán vehículos con diseños más futuristas que perdurarán un poco más en el tiempo y se concentrarán en sus actualizaciones tecnológicas. Al respecto, Anwall lo sintetizó claramente: “Los lavados de cerebro van a ser más importantes que los lavados de cara: la mayor parte del beneficio para el consumidor residirá en el software en lugar del hardware”.
Este tipo de renovación desplazará a los rediseños, sea un “lavado de cara” o una renovación más profunda. Es más, el cambio en esta tendencia ya puede empezar a verse actualmente: cada vez es más común que las marcas, cuando un producto cumple la mitad de su ciclo comercial, realicen un facelift modificando sólo las partes “blandas” de la carrocería, como el frente, el remate posterior y algunos detalles en el tablero, sin tocar la estructura o el estampado. Así se fueron dejando de lado los restylings, que son justamente modificaciones mucho más profundas tanto a nivel estético como mecánico, sobre todo por una cuestión de costos. En el futuro, los diseños sufrirán mínimos cambios, mientras que lo realmente novedoso vendrá por el lado del software y en gran parte de los casos, por pedido de los usuarios, algo así como los servicios que ofrecen las plataformas de streaming pero para los autos. Habrá que acostumbrarse.