Lo dijimos al momento de su presentación, parecido pero no igual. Esa es la definición que más encaja con la nueva generación del Citroën C3 que fue develada a fines del año pasado en Europa y que si bien a simple vista tiene un estilo similar al que se produce en Brasil y se comercializa en la región, internamente son muy diferentes. Tras el lanzamiento en el Viejo Continente del ë-C3 (la versión 100% eléctrica), ahora es el turno de las variantes con motor de combustión.
Sí, por más de que la compañía está apostando fuertemente por su estrategia de electrificación, también seguirá ofreciendo opciones con motor naftero. En ese sentido, serán dos alternativas: para la opción de entrada de gama, está disponible el propulsor PureTech 1.2 de 100 CV, acoplado a una caja manual de 6 marchas, a un precio desde 14.990 euros en España, un valor muy competitivo.
La segunda opción para quienes no quieran pasarse a la electrificación total es una versión micro-híbrida, que combina el motor PureTech 1.2 de 100 CV y 205 Nm de par, con un sistema mild-hybrid de 48V y que en este caso, se asocia a una caja automática de doble embrague de 6 velocidades. El pequeño motor eléctrico puede aportarle un plus de 12 CV extra por algunos segundos. Su precio recién será anunciado a fin de año.
Estéticamente, no presenta diferencias con respecto a la variante eléctrica: a primera vista se nota el parecido entre ambos C3, pero observándolos más en detalle aparecen las diferencias. El modelo europeo tiene un diseño más logrado, superficies de la carrocería con formas más trabajadas y terminaciones mucho más llamativas que buscan alejarlo de una imagen low cost, aunque se ubica por debajo del Peugeot 208 o del Opel Corsa. Donde más toman distancia es en el sector frontal, donde el del Viejo Continente posee un estilo inspirado en el concept Oli, especialmente en el formato y la firma luminosa de los faros, en forma de C invertida. También cuenta con una parrilla más fina y alargada y estrena el renovado emblema de Citroën, con el característico doble Chevron, pero ahora enmarcado en un óvalo. Por debajo, el paragolpes cuenta con una gran toma de aire central donde se ubican también los faros antiniebla y dos canalizadores en los extremos.
De perfil es donde los dos modelos más se parecen ya que su silueta es similar, aunque como señalamos anteriormente, el europeo tiene un mejor tratamiento de las superficies de la carrocería, con formas más elaboradas. El parecido se vuelve a hacer notar en la parte trasera, pero en este caso con faros con formas más rectas, con tecnología Led, así como también en el diseño del paragolpes y el nuevo logo de la marca destacándose sobre el portón.
Donde no se parecen prácticamente en nada es el interior: allí el nuevo C3 le saca años luz de distancia a su par brasileño: lo único que comparten son las salidas de aire de los extremos del tablero y el formato de la pantalla del sistema multimedia. El tablero es mucho más vistoso, con un estilo más tridimensional dividido en dos o tres niveles y el instrumental ubicado bastante más arriba de la posición habitual, como una suerte de head-up display e imitando el concepto i-Cockpit de Peugeot. También es nuevo el diseño del volante multifunción. Si bien todo el habitáculo está construido con plásticos rígidos, se nota mayor presencia de superficies revestidas en tela, realzando un poco más su imagen de calidad percibida.
Mención aparte para su equipamiento: puede ofrecer climatizador automático, sistema de frenado autónomo de emergencia, advertencia de cambio de carril involuntario, detector de fatiga, reconocimiento de señales de tránsito, 6 airbags, control de velocidad crucero y limitador, freno de estacionamiento eléctrico, asistente de estacionamiento y cámara de retroceso, entre otros ítems.
Problemas con correa de distribución bañada en aceite