Siempre lo decimos, resulta extremadamente difícil rediseñar un vehículo de aspecto retro o que esté inspirado en el modelo original como sucede con el MINI Cooper, Fiat 500 o el Porsche 911, ya que un cambio abrupto puede alterar por completo su imagen y alejarse de sus orígenes. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los diseñadores logran su cometido. En el caso de MINI, para su nueva generación, la compañía decidió apostar por aspecto mucho más simple y minimalista, dejando de lado detalles cromados, trazos muy marcados o tomas de aire que sobrecarguen su aspecto, más aún en las versiones eléctricas. Esa simpleza de líneas es una suerte de vuelta a sus orígenes y así lo quiere demostrar la firma británica con el Class Trim, disponible para el Cooper E.
Tal como lo indica su nombre, el paquete Class Trim busca darle al hatchback un aspecto más clásico y simple, recurriendo también a colores típicos del modelo como el Sunny Side Yellow, que contrasta con el techo y la carcasa de los espejos en blanco.
Desarrollado sobre la nueva plataforma denominada Spotlight EV, creada en conjunto entre MINI y Great Wall, la nueva generación de la versión 100% eléctrica del hatchback sigue siendo inconfundiblemente MINI, los faros redondos, los cortos voladizos, la forma del techo, las proporciones… todo se mantiene, pero es en los detalles donde aparecen las diferencias y realmente son varias.
En primer lugar, los faros cuentan con un diseño interno más elaborado y tecnología Led que le da una apariencia más sofisticada. Otra característica que se buscó darle es la de mayor simpleza y minimalismo: no hay aristas, trazos marcados ni tomas de aire –especialmente en la variante eléctrica-, sólo superficies limpias y lisas, incluso las manijas de las puertas están al ras de la carrocería. La gran novedad aparece en la vista posterior: los faros de formato vertical triangulares o redondeados dan paso a nuevas ópticas trapezoidales que se extienden a lo ancho del portón mediante un aplique de color negro donde va inscripto el nombre de la versión. Este simple cambio modifica totalmente el remate posterior, dándole una imagen más agresiva y diferente a sus antecesores.
Puertas adentro también se aplica el mismo concepto de mantener las señas de identidad pero con toques modernos. Las formas redondeadas permanecen, pero con un ambiente mucho más minimalista, con menos comandos y lo más llamativo: el clásico reloj central que en la actual generación aloja a la pantalla del sistema multimedia fue reemplazado por una pantalla redonda ultra delgada tipo tablet donde suponemos que se visualizarán los diversos parámetros y funciones del vehículo, complementado por el head-up display ubicado por delante del volante. Por debajo del sistema multimedia cuenta con una consola con unos pocos mandos físicos, mientras que las salidas de aire centrales están bastante ocultas, dejando ver sólo las del lado del pasajero. La plancha frontal está tapizada con un revestimiento soft-touch en lugar del plástico o cuero que posee el modelo actual.
Mecánicamente, se ofrecerán dos alternativas: el Cooper E –versión a la que corresponden las imágenes-, impulsado por un motor de 184 CV y 290 Nm de torque, alimentado por un paquete de baterías de 40,7 kWh de capacidad, que le permitirán acelerar de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y recorrer hasta 305 kilómetros según el ciclo WLTP. Para su recarga, puede utilizarse un cargador de corriente continua de hasta 75 kW.
Por otra parte, la versión más prestacional será el Cooper SE, en este caso con un motor de 218 CV y 330 Nm de torque, alimentado por una batería de 54,2 kWh de capacidad, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 6,7 segundos y una autonomía que asciende a 402 kilómetros. Esta opción es apta para un cargador de corriente continua de 95 kW, aunque ambos pueden reabastecerse con uno convencional de 11 kW.
