Es, junto con algún deportivo inglés e italiano, uno de los vehículos más codiciados y bellos de la historia del automóvil. Detrás de su esbelta figura esconde además una de las mecánicas más avanzadas de la época con las que se impuso en las míticas Mille Miglia: el BMW 328 cumple 84 años y al día de hoy sigue inspirando a los nuevos productos de la firma de Munich.
Construido entre 1936 y 1940 se ganó su reconocimiento por su exitoso palmarés deportivo, dominando en numerosas carreras por su agilidad, aceleración, confiabilidad y bajo peso. Con solo 780 kilos y un motor que desarrollaba 80 CV, el 328 le plantó cara a los Kompressor alemanes, incluso en su debut, el 14 de junio de 1936 en el circuito de Nürburgring.
Con los buenos resultados en las pistas, el público demandó rápidamente el desarrollo de una versión de calle, que llegó un año después, en 1937. Al igual que la variante de competición, 328 “civil” se destacaba por su dinamismo y rendimiento en el uso diario: alcanzaba una velocidad máxima de 155 km/h, por lo que pasó a integrar la selecta lista de los autos más rápidos de la época.
Para la marca alemana, el éxito del 328 radica en la suma de sus partes: “diseño ligero rigurosamente aplicado, distribución ideal del peso, líneas aerodinámicas, el motor perfecto y un chasis meticulosamente ajustado que ofrece un agarre impecable en ruta”, destaca el comunicado oficial. Estas máximas o pilares son las que rigen actualmente a la hora de desarrollar un BMW y forman parte de los valores y la esencia de la compañía.
Le bastaron apenas cuatro años en el mercado –o tres, considerando que la versión de calle apareció a mediados de 1937- para cautivar al público y a los amantes del automovilismo, aunque tuvo que decir adiós por la proximidad de la guerra. En esos años, se llegaron a fabricar 464 unidades, por lo que se volvió una de las piezas más codiciadas por los coleccionistas. Como lo afirma la propia marca: “Su encanto reside en la belleza atemporal de un biplaza descapotable, su ingeniería aún convincente y el aura que innumerables victorias en carreras han creado a su alrededor. El 328 no solo era uno de los automóviles deportivos más atractivos visualmente en el periodo anterior a la guerra, sino que en la década de 1930 también era la máquina de carreras de mayor éxito en Europa”. Eficacia en las pistas y en la calle, la fórmula ganadora de este ícono de la firma de Munich que sentó las bases para sus productos contemporáneos.