El BMW i8 es uno de los autos más revolucionarios de la firma de Munich de los últimos tiempos: fue el segundo integrante de su gama de vehículos electrificados y el primer deportivo en apostar por un tren motriz híbrido-enchufable, además de utilizar fibra de carbono en la mayor parte de su carrocería. Pero todo tiene un final y al i8 se le acerca el suyo: la marca confirmó que dejará de fabricarse en abril de este mismo año y, aparentemente, no tendrá sucesor.
Curiosamente, tal como lo habíamos anticipado hace unos meses atrás, su salida del mercado no tiene que ver con un fracaso comercial, por el contrario, la coupé y el roadster mantienen un muy buen nivel de ventas con 20.000 unidades recién alcanzadas. Esta cifra, que puede parecer pequeña, es realmente importante debido a las características del vehículo y ahí radica justamente el por qué de su retirada: es un producto realmente costoso y difícil de producir, que utiliza materiales caros como la fibra de carbono o el magnesio y otras aleaciones de plástico o aluminio que hacen difícil mantener un volumen de producción alto. Así, el i8 se despedirá de la planta de Leipzig en abril de 2020 con una edición limitada de 200 unidades conocida como Ultimate Sophisto Edition, en referencia al exclusivo color de su carrocería y otras particularidades de su equipamiento.
Mecánicamente, el i8 cuenta con un sistema híbrido, compuesto por un motor naftero y otro eléctrico que desarrollan en conjunto 374 CV y le permiten acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos en el caso de la Coupé y en 4,6 segundos en el Roadster. La velocidad máxima para ambos es de 250 km/h limitada electrónicamente.
Tan importante resultó para BMW este modelo que así como confirmaron el cese de su producción, desde la compañía también anunciaron que ambas versiones tienen reservados sus respectivos lugares en el museo de la marca en Munich, un inmenso depósito donde atesoran los productos más trascendentes de su historia.