Peugeot tiene una muy buena imagen en nuestro mercado, creada en base a sus diseños siempre atractivos, productos bien equipados y un andar muy confortable, características que acompañaron a los vehículos de la marca desde el 404. Así la firma del león consiguió liderar numerosos segmentos durante varios años o contar con modelos muy deseados por el público como fueron en su momento el 205 o el 206. Y si hablamos justamente del segmento B, si bien la generación anterior del 208 –producido en Brasil- siempre mantuvo un buen nivel de ventas posicionándose entre los diez más vendidos del ranking general, había quedado un poco relegado frente a rivales que fueron referentes de la categoría como el Ford Fiesta Kinetic o el siempre exitoso Volkswagen Gol.
Tras la repentina salida del mercado de ambos productos, sumado a los problemas de stock y disponibilidad que enfrentan nuevos competidores como el Chevrolet Onix o el Fiat Argo, Peugeot tiene la oportunidad de volver al primer lugar y es lo que está logrando con la segunda generación del 208, producida en la planta de El Palomar, que es desde hace varios meses el B-Hatch más vendido, replicando la estrategia de su “primo” de Stellantis, el Fiat Cronos: disponibilidad, diseño atractivo y una acertada gama de versiones, coronada por la GT importada.
Para seguir animando sus ventas, la firma gala apeló a una jugada muy conocida y que siempre le trajo éxitos a la compañía: lanzar series especiales combinando ítems de la versión tope de gama sobre una opción, en este caso, intermedia. Así nació la serie especial Style, limitada a 1.500 unidades, que toma como base la variante Active y el motor 1.6 (en Brasil está disponible con el Firefly 1.0 de 71 CV), con caja manual o automática y que nos trae a la mente otros ejemplos similares como el 206 Live, Creamfields o Quicksilver o el más reciente 208 In Concert.
Diseño:
La segunda generación del 208 fue uno de los primeros exponentes de la nueva filosofía de diseño de la marca, con una gran parrilla trapezoidal –que comparte el mismo entramado tipo diamante con la Feline-, el regreso del logo en el centro de la grilla y en la parte superior el nombre del modelo, junto con los “colmillos” que cumplen la función de luces de circulación diurna. En líneas generales, su silueta es típicamente Peugeot, con trazos bien definidos y el característico remate de la línea de las ventanillas con el pilar C, más la firma luminosa que imita las garras de un león en los faros traseros, que cuentan con un acrílico transparente. En síntesis, una figura moderna y atractiva que refleja una clara evolución de los hatchbacks de segmento B de la compañía.
En este caso, la serie especial Style agrega una serie de detalles para realzar aún más su figura y darle un aspecto algo más sofisticado y deportivo: en el sector frontal, además del entramado de la parrilla que mencionamos anteriormente, se destacan los faros full Led –tomados de la versión Feline- con máscara oscurecida que le proporcionan un excelente poder lumínico y se ajustan de manera automática. De perfil, comparte las llantas de aleación de 16” de la tope de gama, pero dejando de lado la terminación diamantada por un acabado de color negro brillante que junto con la carcasa de los espejos, también pintados en el mismo tono y en contraste con el color Gris Artense de la carrocería –exclusivo de esta edición- le otorgan un aire más deportivo. Completan la personalización los emblemas Style sobre el pilar C, con letras negras y bordes turquesa.
Interior:
Siguiendo el concepto i-Cockpit, con el volante más pequeño y el instrumental en una posición más elevada como una suerte de head-up display, esta segunda generación del 208 cuenta con un diseño más tridimensional y elaborado, haciéndolo ver como uno de los más modernos de su categoría y tomando distancia de sus competidores –estéticamente hablando-, más sobrios. La serie Style agrega alfombras con emblemas específicos y tapizados de tela con detalles en turquesa.
La posición de manejo es cómoda y es fácil encontrarse a gusto gracias a las múltiples regulaciones tanto de la butaca como del volante. Eso sí, como en todo Peugeot desarrollado bajo el concepto i-Cockpit, conviene regular el volante en una posición más baja para no interferir con la visualización de los instrumentos, pero es sólo cuestión de acostumbrarse. El tablero luce atractivo a la vista y también al tacto, con diferentes texturas como un aplique que imita a la fibra de carbono en la plancha frontal o las delicadas toggle switches –teclas tipo piano- debajo de las salidas de aire desde donde se opera la baliza, el cierre centralizado, algunas funciones del climatizador o los desempañadores. Eso sí, todos los plásticos son rígidos, nada de inyectados blandos.
El instrumental es simple, pero correcto y completo: posee velocímetro y tacómetro analógico –cuya aguja se mueve en sentido contrario a las agujas del reloj-, más un display monocromático en el centro con el nivel de combustible, temperatura, odómetro y los datos de la computadora de a bordo. Mención aparte para la enorme pantalla de 10,25” con mirror screen (compatible con Android Auto y Apple CarPlay de manera inalámbrica) y cámara de retroceso con líneas de guiado y visión de 180º. Su funcionamiento es muy bueno y en el caso de Android, se conecta de manera inmediata, pudiendo proyectar en el display las indicaciones del navegador.
Lo que me pareció criticable y necesita una mejora es la operación del climatizador (digital, pero sin modo automático): si bien cuenta con un acceso directo desde la pantalla, al buscar seleccionar una temperatura o subir o bajar el forzador, se interrumpe la proyección del mapa o lo que antes figuraba en la pantalla. Además, al ser completamente táctil, sólo se pueden realizar ajustes desde el display, teniendo que desviar la vista del camino. Lo ideal sería que la temperatura del climatizador pueda visualizarse y ajustarse en todo momento en simples pasos o a través de las siempre más intuitivas teclas y perillas. La única función que se puede activar de esta manera es poner el forzador al máximo (A/C max) desde las teclas de la consola central.
La sensación que queda al subirse y luego de pasar varios días a bordo del 208 Style e ir descubriendo sus detalles es agradable, aunque también hay que mencionar que combina elementos de categoría, como las mencionadas toggle switches con su tan agradable tacto y la tapa de la bandeja del cargador inalámbrico que se abre con un delicado click, con otros detalles incómodos o mejorables, como la falta de regulación en altura de los cinturones de seguridad, la guantera sin luz o la presencia de varias tapas ciegas que nos recuerdan justamente que no estamos ante la versión más equipada.
En cuanto a su habitabilidad, es muy buena tanto en las plazas delanteras como en las posteriores, con buen espacio para las piernas y rodillas de los pasajeros y todos los comandos al alcance del conductor. Por su parte, el baúl –de 311 litros- está prolijamente tapizado y por debajo se encuentra la rueda de auxilio, de tipo temporal con llanta de chapa.
Equipamiento:
Es una dotación justa, aunque no hay que olvidar que estamos ante una serie especial basada en la versión intermedia (Active) junto con algunos extras exclusivos del Style. Dispone de climatizador digital, levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas con one touch para el conductor, sistema multimedia con pantalla táctil de 10,25” All in one con Mirror Link y conexión inalámbrica más 2 puertos USB, faros full Led, regulador y limitador de velocidad, techo panorámico, sensores y cámara de estacionamiento con visión de 180º, cargador inalámbrico, espejos eléctricos, cierre centralizado con comando a distancia, tapizado de tela, computadora de a bordo y llantas de aleación de 16”, entre los principales ítems.
Seguridad:
Considerando que se trata de una variante intermedia, la dotación es completa, ya que dispone de doble airbag frontal y airbags laterales delanteros –ubicados en la estructura de las butacas-, frenos con ABS/EBD/BA, control de tracción, control de estabilidad, asistente al arranque en pendientes y anclajes ISOFIX (con un cierre que oculta los ganchos cuando no se los utiliza). Por supuesto podríamos reclamarle sistemas de asistencia a la conducción que sí están presentes en la versión tope de gama Feline, pero lo más criticable son los frenos a tambor traseros. Si bien se mostraron eficaces, a esta altura ya podría incorporar frenos a disco, más aún si consideramos que hasta el 206 llegó a tenerlos en las opciones tope de gama nacionales.
Mecánica y comportamiento:
Esta serie especial, al igual que prácticamente toda la gama –con excepción de la versión Like de entrada con el PureTech 1.2 y la GT importada con el PureTech 1.2 turbo- está impulsada por el súper conocido y probado motor naftero 1.6 VTi (EC5) con tapa de 16 válvulas y distribución variable que entrega 115 CV a 5.800 rpm y 150 Nm de torque a 4.000 rpm. En este caso, la edición Style está disponible tanto con la caja automática Aisin con convertidor de par de 6 velocidades o una caja manual de 5 marchas. Esta última fue la que equipaba nuestra unidad.
Es un propulsor que no sorprende por su reacción, prestaciones o consumo, simplemente cumple, sin descollar, más aún con la caja de 5 marchas. La ventaja de contar con él va más por el lado económico, ya que su mantenimiento es más accesible y no requiere ni un aceite de viscosidad muy específica como los motores turbo, ni cargar nafta Premium.
No es un motor malo, al contrario, a lo largo de décadas ya dio sobradas muestras de confiabilidad, pero justamente en su edad radica una de las críticas que podemos hacerle a la versión nacional: en Europa el 208 nació para recibir modernas motorizaciones de tres cilindros, mientras que aquí mantiene un propulsor que estuvo presente en sus antecesores. Para que la evolución sea completa, también debería abarcar a su mecánica. Con la conformación del Grupo Stellantis y como ya sucede en Brasil con las versiones 1.0 de entrada de gama, queda abierta la posibilidad de que el hatchback en algún momento incorpore el motor Firefly 1.0 turbo que aquí conocemos en el Fiat Pulse.
En cuanto a sus cifras, tal como mencionamos anteriormente, no sorprenden pero tampoco defraudan: el consumo en ciudad ronda los 9,8 l/100 km, mientras que en ruta a 100 km/h es de 6,2 l/100km y a 130 km/h sube a 8,4 l/100 km con el tacómetro por encima de las 3.800 rpm, echando en falta una sexta marcha para bajar el régimen de giro y reducir el consumo.
En este punto, podemos hablar de su insonorización, buena en términos generales y con el “truquito” que ya conocíamos en el Fiat Cronos que a medida que aumenta la velocidad y sonoridad en el habitáculo, el equipo de audio ajusta automáticamente el volumen para filtrar un poco más el ruido del motor. No se escucharon grillitos ni crujidos de plásticos al circular por calles de adoquines o en mal estado.
El andar se apega a la tradición de Peugeot, sumamente confortable en todo momento, especialmente en ciudad, con suspensiones tirando más hacia lo mullido antes que a la dureza, ayudadas también por los neumáticos con un perfil más bien alto. En ruta y a altas velocidades es dócil y estable, sólo muestra alguna oscilación ante vientos laterales fuertes o en curvas muy pronunciadas, pero tampoco apunta a una conducción deportiva o a altas prestaciones. Buen seteo de la dirección, muy maniobrable a la hora de estacionar y con la dureza justa a medida que se incrementa la velocidad, nada que reprochar en este punto. Por último, a la hora de frenar y a pesar de sólo contar con discos en el tren delantero, la distancia fue la esperable, con 40,2 metros para detenerlo desde 100 km/h.
Conclusión:
Con este “nuevo” 208 que ya lleva poco más de un año en nuestro mercado, Peugeot vuelve a contar con un producto ganador, deseable por el público en cuanto a estética, con una dotación de confort, tecnología y seguridad muy bueno en todas las versiones y con un atributo extra que ya no depende tanto del vehículo pero sí del contexto actual: disponibilidad, al fabricarse en la planta de El Palomar, que con la introducción de la plataforma CMP pasa a contar con una arquitectura moderna y de carácter global.
Si los números de ventas acompañan como vienen haciéndolo hasta ahora, la segunda generación del 208 va camino a replicar el éxito que supo tener el 206 en su mejor época, pero que luego no pudieron mantener ni el 207 Compact ni el anterior 208. Esta serie especial Style aporta un toque de distinción y personalización para quien busca diseño y un buen equipamiento pero sin llegar a la tope de gama Feline. Lamentablemente no podemos dar una referencia de su precio ($4.270.400, de lista) ya que está topeado al mismo valor que otras opciones del portfolio, pero una buena señal de su aceptación es que varias de las 1.500 unidades ya se están empezando a ver por las calles.
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Consejo, no lo compren. el sistema de multimedia es un desastre, no funiono apenas sacado de la agencia, hoy con dos update aplicado sigue con problemas y despues se ofenden cuando uno critica a la industria nacional. Increible gastar lo que vale ese auto y tener que acostumbrarse a que funcione mal.
Cuantos años hace que salió la caja de 5°? y siguen jodiendo todavía! y el bloque de este motor de que año es?
@cesar, el comando es para usarlo de memoria. En todas las series anteriores fue igual.
Tengo un tope de gama y el comando de la velocidad de crucero es imposible de visualizar salvo que gires el volante cosa no aconsejable en ruta jajaja una vergüenza