A fin de año el trío de muscle cars de Stellantis –el Chrysler 300C y los Dodge Charger y Challenger- dijeron adiós al finalizar su producción, poniendo así el punto final a una era dorada para este tipo de vehículos, sólo comparable a sus orígenes a fines de la década del 60. Más allá de que sus ventas se mantenían en un muy buen nivel a pesar de sus años, la transición hacia la electrificación y las normativas de emisiones y consumos los llevaron a su final, dejando un hueco muy difícil de cubrir. Sin embargo, Dodge está dispuesta a dar pelea en este nueva era electrificada y ya prepara el primer muscle car 100% eléctrico.
El primer anticipo lo había dado a fines de 2022 con la presentación del concept Charger Daytona SRT EV y luego en el SEMA con el Stryker Red, adelantando algunas de las características que tendrá. Tras la salida del mercado de sus antecesores, este nuevo producto –cuyo nombre aún no fue confirmado pero que se cree que mantendrá la denominación Charger- tiene vía libre en su desarrollo y para demostrar que su debut está muy cerca o que al menos el inicio de su producción, la firma estadounidense publicó en sus redes sociales varias fotos de una unidad de pruebas de pre-serie.
Sorprendentemente, el vehículo prácticamente no cuenta con ningún tipo de camuflaje, salvo en una de las imágenes donde se ve a uno de los testers aplicando el típico ploteo sobre el sector frontal. El objetivo de la marca es mostrar que el atractivo diseño del prototipo se mantiene casi intacto y transmite las mismas sensaciones de un auténtico muscle car. Su silueta, el sector frontal, las tomas de aire, todo hace pensar que debajo del capot se esconde un V8… pero no, en su plataforma hay dos motores eléctricos –uno en cada eje- y baterías.
Por lo que se sabe o lo que planteaba el Charger Daytona Stryker Red Concept, el modelo de producción contará con nada menos que nueve versiones diferentes, cada una con distintos niveles de potencia: las opciones más básicas entregarán 455 y 590 HP (340 y 440 kW), a las que podrán incorporarse los paquetes de mejora eStage 1 e eStage 2, aumentando su rendimiento a 496 HP (370 kW) y 536 HP (400 kW) en el caso de la versión de entrada o de 630 HP (470 kW) y 670 HP (500 kW) para la segunda variante.
Por si esto fuera poco, así como la gama actual posee las versiones Hellcat, su par eléctrico también dispondrán de una variante aún más radical, que será denominada Banshee –cuya potencia no fue anunciada- pero que sí ofrecerá dos paquetes de mejora llamados Direct Connection Stage 1 y Stage 2 con un extra de rendimiento que se activará con una segunda llave de cristal, tal como sucede con el Bugatti Chiron. Adicionalmente a estas mejoras, habrá nueve colores de carrocería disponibles, así como también diferentes tipos de neumáticos y diseños para las llantas.
Una particularidad que seguramente genere polémica entre los preparadores es que a diferencia de los muscle cars con motor de combustión, Dodge bloquearía el software de control y del sistema de propulsión del Charger para que las mejoras y modificaciones sólo puedan ser realizadas por un representante oficial, argumentando que de esta manera no sólo generan una oportunidad de negocio para sus concesionarios sino que también se aseguran que los cambios sean realizados siguiendo los estándares de la marca.
La buena noticia para los más puristas es que afortunadamente también habrá una versión con motor de combustión. Eso sí, ya no contará con el mítico HEMI V8, pero sí con el nuevo Hurricane 6 de 6 cilindros en línea y 3.0 litros, en configuración biturbo y una potencia similar a la de los Hellcat.
Por el momento, su fecha de presentación no está definida pero parece estar cerca… muy cerca.
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