Es el auto que marcará el futuro de los muscle cars y más allá de que deba resignar el mítico HEMI V8 por un sistema de propulsión eléctrico, promete el mismo nivel de emociones y personalización de sus pares contemporáneos. Si el Charger Daytona SRT Concept ya había generado una muy buena impresión cuando fue presentado en agosto, ahora revela más características sobre la configuración de la versión de producción y las variantes que podrían ser ofrecidas.
Si hablamos de personalización, qué mejor escenario que el SEMA (Specialty Equipment Market Association) que reúne a preparadores y empresas relacionadas con la personalización de vehículos y se está llevando a cabo en el Centro de Convenciones de Las Vegas. Allí fue develado el Stryker Concept, una unidad customizada que busca demostrar justamente algunas de las opciones y posibilidades que ofrecerá el muscle car eléctrico.
Además de su llamativo color rojo, las llantas de cinco rayos calzadas con neumáticos slicks o las butacas deportivas de diseño específico, la principal novedad es que el futuro Charger contará con nada menos que nueve versiones diferentes, cada una con distintos niveles de potencia: las opciones más básicas entregarán 455 y 590 HP (340 y 440 kW), a las que podrán incorporarse los paquetes de mejora eStage 1 e eStage 2, aumentando su rendimiento a 496 HP (370 kW) y 536 HP (400 kW) en el caso de la versión de entrada o de 630 HP (470 kW) y 670 HP (500 kW) para la segunda variante.
Por si esto fuera poco, así como la gama actual posee las versiones Hellcat, su par eléctrico también dispondrán de una variante aún más radical, que será denominada Banshee –cuya potencia no fue anunciada- pero que sí ofrecerá dos paquetes de mejora llamados Direct Connection Stage 1 y Stage 2 con un extra de rendimiento que se activará con una segunda llave de cristal, tal como sucede con el Bugatti Chiron. Adicionalmente a estas mejoras, habrá nueve colores de carrocería disponibles, así como también diferentes tipos de neumáticos y diseños para las llantas.
Una particularidad que seguramente genere polémica entre los preparadores es que a diferencia de los muscle cars con motor de combustión, Dodge bloquearía el software de control y del sistema de propulsión del Charger para que las mejoras y modificaciones sólo puedan ser realizadas por un representante oficial, argumentando que de esta manera no sólo generan una oportunidad de negocio para sus concesionarios sino que también se aseguran que los cambios sean realizados siguiendo los estándares de la marca.
Más allá de mostrarlo en el SEMA y otras exposiciones, para ver en las calles al nuevo Charger aún habrá que esperar un poco más: sería lanzado en 2024.
Fotos: Motorpasión México.