Amado u odiado. Cuando fue presentado en 2002 no hubo término medio para los clientes y entusiastas de la marca: el Porsche Cayenne era muy apreciado por quienes buscaban combinar las prestaciones de un deportivo con la versatilidad y practicidad de un SUV familiar o rechazado por los más puristas que no veían con buenos ojos que la firma de Stuttgart fabrique un vehículo que se alejaba por completo de la tradición del 911. Sin embargo, 18 años después, el tiempo le dio la razón a la compañía, que celebró la producción de la unidad número 1.000.000 de su Sport Utility más representativo.
Al igual que el Boxster en 1996, el Cayenne representó un antes y un después para Porsche y terminó salvando a la empresa de los números rojos. Como lo señalamos en otras oportunidades, los SUV’s no serán el tipo de vehículo que más agrade a los puristas, pero son los que con su rentabilidad permiten que la marca pueda seguir evolucionando y perfeccionando sus deportivos.
Nacido de la mano de Volkswagen, lazo que aún mantiene en su generación actual, su desarrollo se inició en Weissach casi en simultáneo con la Touareg en Wolfsburg, aunque luego fue trasladado a una planta alquilada en Hemmingnen para culminar con el proceso. Los requisitos fueron claros y estrictos: potente, con grandes cualidades dinámicas y adecuado para todo tipo de terreno. Un coche familiar de cinco plazas con el típico ADN Porsche. Un deportivo. Finalmente, en 2002 comenzó la producción en un nuevo complejo industrial que la marca construyó en Leipzig, asumiendo un gran riesgo con la enorme inversión que demandó este proyecto, para luego pasar a ser fabricado en Bratislava (Eslovaquia).
El éxito fue inmediato y no paró de crecer: entre 2007 y 2008, el Cayenne superó al 911 en casi 50.000 unidades, con una producción total de más de 105.000 unidades. La tercera generación –actual- también comparte la plataforma MLB Evo con el Volkswagen Touareg, Bentley Bentayga, Lamborghini Urus y el Audi Q7, aunque cada compañía le da su propia impronta. La última novedad en el caso de Porsche fue el agregado de la versión “Coupé” con un remate posterior inspirado en el mítico nueve-once y que ya representa el 25% de sus ventas.
La unidad que alcanzó este hito productivo es un Cayenne GTS de color Rojo Carmín que fue entregada a un cliente alemán. Al día de hoy es impensable para Porsche no contar con este SUV, un modelo que sirvió para salvar a la compañía, acercarla a las tendencias actuales y por supuesto seguirá formando parte de su gama a futuro, seguramente apostando aún más por la electrificación.