Finalmente, luego de varios meses de espera, fotos de unidades camufladas, filtraciones y muchas especulaciones, BMW presentó la nueva generación del M2 que más allá de su aspecto –un punto en el que los últimos lanzamientos de la firma de Munich dan de qué hablar- representa lo mejor del cierre de una era: tracción trasera, caja manual y motor sobrealimentado sin ningún tipo de electrificación, un combo que difícilmente pueda repetirse en los próximos años en los que los eléctricos serán los protagonistas.
Los primeros indicios de su diseño habían sido anticipados por la propia marca y hace algunas semanas atrás una filtración en Instagram lo dejó al descubierto, generando cierta polémica por algunos detalles como el doble riñón tan recto o las tan prominentes esquinas de los paragolpes. Sí, a decir verdad su figura se ve algo recargada, pero cada forma cumple una función: el M2 es considerablemente más ancho que el Serie 2 Coupé, las grandes tomas de aire sirven de refrigeración para el motor y los frenos y los abultados pasarruedas cubren los neumáticos mucho más anchos que los del M240i que se comercializa en Argentina.
Más allá de estar basado en este modelo, la división Motorsport logró diferenciarlo claramente, con nuevos faros con un formato más recto y máscara oscurecida junto con los ya mencionados paragolpes, capot con nervaduras más marcadas, los característicos espejos M, las llantas de aleación de 19 pulgadas en el eje delantero y de 20 pulgadas en el eje trasero o el enorme difusor con cuatro salidas de escape. Su aspecto agresivo emana deportividad y prestaciones, que realmente están a la altura de su imagen.
Puertas adentro también se trabajó en darle una ambientación mucho más deportiva que en el M240i, e incluso hasta más moderna: la clásica palanca de cambios de la versión manual contrasta con el enorme BMW Curved Display –las dos pantallas unidas entre sí para el instrumental y el sistema multimedia- que sobresalen del tablero. También el volante es de diseño específico y las butacas son del tipo bacquet, muy delgadas para reducir el peso total. Completan la ambientación varios apliques en aluminio, fibra de carbono y revestimientos con los colores de la división M.
Ahora sí, momento de hablar de lo más trascendente, su mecánica: debajo del capot se encuentra el conocido motor naftero S58 de 6 cilindros en línea, TwinPower Turbo de 3.0 litros, que entrega una potencia de 453 CV y 560 Nm de torque, acoplado a una caja manual de 6 marchas. También se ofrece como opcional la transmisión automática M Steptronic de 8 velocidades. Con este conjunto motriz, puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos (MT) o 3,9 segundos (AT) y alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente de 250 km/h, que puede elevarse hasta los 284 km/h con el paquete opcional M Driver’s Package. Por supuesto incluye frenos de alto rendimiento con cálipers de 6 pistones con las pinzas de color azul (de serie) o rojo (opcional) más el sistema de suspensión Adaptive M Suspension y el diferencial activo Active M Differential.
Producido en la planta mexicana de San Luis Potosí, desde donde será exportado a todo el mundo-, su llegada a Argentina se concretaría durante 2023.
Lindo, pero trompa mas Pontiac que BMW