Pocas cosas pueden despertar tantas expectativas para un fanático de los autos –en especial de los deportivos japoneses- como una invitación que lleve el encabezado “Gazoo Racing Day”, por lo que muchos estábamos contando los días y las horas hasta que finalmente llegó ese esperado jueves a las 15:00 horas.
El Gazoo Racing Day es una jornada que Toyota Argentina organizó por segunda vez en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires en la que participaron representantes de concesionarios, clientes, proveedores, clubes de fanáticos de la marca y periodistas en las que busca transmitir el espíritu de la competición –bajo el concepto Waku Doki, una expresión japonesa que se aplica para describir una emoción anticipada- y su filosofía que considera al automovilismo como “una forma esencial para comunicar los sueños y la emoción que generan los automóviles y desarrollar sus recursos humanos a través de las competencias”, según la explicación de los voceros de la compañía.
En esta oportunidad, también fue el marco perfecto para la presentación oficial de la Toyota Hilux GR Sport, pero que ya desde el primer momento se planteaba como algo muy especial: bastaba con ver la selección de deportivos de la marca, con varias coupé Celica de sus distintas generaciones, una Hilux del Dakar y un GT86 alineados en el sector de bóxes y los Corolla de STC2000 junto con dos Hilux del TC Pick Up y el Camry del TRV6, como antesala de lo que minutos después empezaríamos a disfrutar:
A la pista en un STC2000:
El primer paso el Gazoo Racing en nuestro país fue desembarcar en algunas de las principales categorías de automovilismo como el Súper TC2000 y el Top Race V6 –aunque la marca también participa, no de manera plenamente oficial, en el Turismo Nacional y el TC Pick Up-. En el caso del STC2000, el equipo ya estaba completamente armado y sólo se decidió rebautizarlo dejando de lado su anterior denominación (TTA: Toyota Team Argentina) con la que había obtenido varios campeonatos, siempre con el Corolla. En el TRV6, la marca decidió promocionar al Camry, modelo que también estuvo presente con Gabriel Ponce de León al volante. Los Corolla fueron conducidos por sus pilotos oficiales, Matías Rossi, Damián Fineschi, Julián Santero y Manuel Luque.
Esta experiencia consistió en dar una vuelta en el circuito principal del Autódromo de Buenos Aires como acompañantes de los pilotos oficiales del Gazoo Racing, por lo que, una vez vestidos con el buzo antiflama y el casco, tuvimos la posibilidad de subirnos a los autos de competición reales –no showcars-.
Todos quedamos realmente impresionados por la aceleración y el sonido de los V8 Radical, pero lo que más sorprende es el poder de frenado que tienen. Fueron vueltas a fondo, apenas por encima del ritmo de una final, pero con una modalidad tipo carrera, con cuatro o hasta cinco unidades girando a la par o superándose entre sí. Después de bajarnos, la sensación de adrenalina era total, con haber dado sólo una vuelta… ¡Imagínense dar 25 vueltas, luchando por una posición como en cada competencia!
Hilux SRX vs. GR Sport:
La segunda experiencia –a decir verdad, el orden dependía del color de la credencial que nos tocara en suerte ya que el total de invitados fueron divididos en tres grupos-, tuvo como protagonista a la Hilux y especialmente a su flamante edición limitada GR Sport.
Ya hablamos de las diferencias con respecto a las versiones convencionales, pero básicamente, además de su personalización estética, cuenta con importantes modificaciones en la suspensión y su puesta a punto.
Para comprobar de manera fehaciente la diferencia de comportamiento entre una y otra, para que quede claro que no se trata de una simple cuestión estética, la marca japonesa preparó dos pistas idénticas tipo espejo que contaban con diversos obstáculos y dificultades típicas de los caminos rurales de nuestro país como pozos, huellones o ripio, en las que pudimos manejar ambas pick ups.
Arrancamos con la Hilux SRX, con la configuración normal y ya conocida por todos. Como siempre, se destacó por su robustez, con el comportamiento esperable de una camioneta mediana descargada, fácil de llevar pero con algunos rebotes al superar obstáculos o con la tendencia a que la parte trasera pierda la línea al circular por terrenos resbaladizos, aunque es sencillo de corregir sólo con el volante o soltando apenas el acelerador hasta que se acomode.
Al subirnos a la GR Sport y hacer el mismo recorrido, nos sorprendió la apreciable diferencia con a SRX: el cambio en el andar y en el comportamiento de la suspensión con los amortiguadores monotubo es notable, se la siente mucho más firme y menos rebotadora. Así resulta aún más fácil de llevar, incluso a velocidades por encima de los 60 km/h en caminos accidentados. Con estas modificaciones, desarrolladas en nuestro país junto con los ingenieros de la firma nipona, la GR logra un comportamiento más neutro, más estable, sin la tendencia a sacar la cola doblando en superficies con poca adherencia.
Para graficarlo, bien vale el video grabado durante el test en el salto: mientras que la SRX logró una mayor altura y al aterrizar sobre el suelo -si bien resultó más confortable-, rebotó un par de veces. En cambio, con la GR el despegue fue menor y la caída mejor amortiguada, sin evidenciar esos rebotes. Para quien quiera darle un uso más intenso y agresivo, sin dudas es recomendable la GR Sport. Sería interesante que Toyota ofreciera más adelante esta configuración como opcional.
La frutilla del postre: Toyota Yaris CVT vs. Yaris GRMN vs. GT86 “Gazoo Like’s”
Empecemos con una breve introducción de cada uno: el Yaris CVT, la variante regional del producto para el segmento B de Toyota fue presentado en septiembre en Argentina, con una notable evolución respecto a su antecesor, tanto a nivel estético, como tecnológico y en cuanto a equipamiento –especialmente en seguridad. Además, su producción en Brasil permitió la llegada de más versiones, entre ellas la variante sedán que manejamos en el autódromo, impulsada por un motor naftero 1.5 de 107 CV asociado a una caja automática CVT con 7 marchas simuladas.
¿Cuál fue la razón para llevar un vehículo completamente de calle y sin orientación deportiva a un autódromo? Poder experimentar personalmente las diferencias con otros más preparados para la pista. Como era esperable, la naturaleza del Yaris no está en la performance y el comportamiento deportivo, pero circuló muy dignamente en el pequeño circuito armado para la ocasión e inclusive permitió evidenciar el accionar del ESP al exigirlo por demás en las curvas.
En la vereda de en frente, por así decirlo, teníamos a su primo europeo, un pequeño y auténtico hot-hatch inspirado en el Yaris que compite en el Campeonato Mundial de Rally y que sirvió como carta de presentación de lo que la división Gazoo Racing puede hacer con un auto de la marca. Además de su llamativa estética, con los faros oscurecidos, llantas de aleación de 17 pulgadas pintadas en color negro, alerón y difusor trasero y las gráficas con los colores del GR son una antesala de lo que se esconde bajo el capot: un motor naftero 1.8 tomado del Corolla, pero sobrealimentado por compresor y modificado por Lotus, que desarrolla 212 CV y 250 Nm de torque –como buen representante nipón, bien arriba en el rango de rpm, a 6.800 y 5.000 vueltas, respectivamente-, asociado a una caja manual de 6 velocidades, tracción delantera y diferencial Torsen, de deslizamiento limitado. Se fabricaron solo 600 unidades, 400 para el Viejo Continente y 200 para Japón y esta es la única que llegó –al menos por ahora- a Argentina, traída por Toyota. Un detalle más, su nombre GRMN hace referencia a Gazoo Racing Master of Nürburgring, ya que su puesta a punto se realizó en el mítico trazado alemán.
Este Yaris permite una muy bien lograda dualidad, puede ser un vehículo para el día a día, pero basta con pisar un poco más a fondo el acelerador para que saque a relucir todo su potencial en la pista, aderezado por el sonido del motor, que como dijimos antes, está preparado para sacar su máximo provecho en regímenes altos.
El comportamiento en pista es muy bueno, fácil de llevar y siempre con un tacto muy deportivo, sin inclinaciones –producto de una suspensión más firme y rebajada en altura, y que inclusive permite leves deslizamientos de la parte trasera –a pesar de ser de tracción delantera-, aunque fáciles de controlar. Los frenos están a la altura de su performance, con cuatro discos y cálipers de cuatro pistones.
Por último, un modelo ya conocido y que sin dudas se plantaba de entrada como el mejor preparado para disfrutar en un autódromo, el GT86. Pero este no era un 86 cualquiera, sino uno muy particular, equipado con una serie de accesorios firmados por el Gazoo Racing –de ahí su denominación Gazoo Like’s-, compuesto por el kit de carrocería –splitter frontal, llantas, alerón y difusor trasero y butacas de competición, y una preparación especial de las suspensiones y equipo de frenos, también prácticamente de competición.
Particularmente, tenía pendiente subirme a un GT86 y además, tener la posibilidad de manejarlo en un circuito hizo que la experiencia sea aún más emocionante y placentera. Estar sentado prácticamente al ras del piso, en una posición de manejo inmejorable, con la selectora bien a mano, sumado al excelente tacto de los pedales, del pasaje de cambios y con el ronquido del motor bóxer girando alegremente hace que al menos por un momento podamos ponernos en la piel de un piloto. Las modificaciones le calzan como un guante a la coupé de Toyota, haciendo que su andar sea preciso y neutro, a pesar de que como buen tracción trasera, podría mostrar una tendencia a sacar la cola, eso no sucedió en ningún momento, tomando las curvas a gran velocidad o con total precisión en las más trabadas. Mención aparte para los frenos, que nos hicieron acordar al poder frenante de los STC2000 con los que giramos al principio. Fue el cierre perfecto para una experiencia que sin dudas resultó inolvidable para todos los que participamos.
Como conclusión general, el Gazoo Racing Day es un evento al que realmente vale la pena vivirlo, que pocas –o ninguna- marca generalista ha organizado hasta el momento y que a diferencia de cualquier otra campaña de marketing, permite a los invitados vivir la experiencia personalmente y que estamos seguros, se repetirá el año que viene. Es para destacar también la predisposición de los directivos, personal y pilotos de la marca, con Daniel Herrero –Presidente de Toyota Argentina- firmando autógrafos y sacándose fotos como el propio Matías Rossi.