Las marcas chinas se lanzaron a la conquista de Europa, donde ya comenzaron a hacerse fuertes especialmente en ventas de vehículos eléctricos, con precios muy competitivos y un gran despliegue de tecnología y calidad similar a las de las firmas Premium. En ese sentido, Chery se prepara para dar el próximo paso, la producción local.
Según la agencia Reuters, la compañía china adquirió la ex planta de Nissan en Barcelona, que había sido cerrada en 2021 y que hasta ahora se encontraba en una situación muy delicada al no encontrar comprador definitivo. El acuerdo fue realizado en conjunto con la empresa española EV Motors e incluirá una inversión de 400 millones de euros con el objetivo de reconvertir todas las instalaciones para producir vehículos convencionales, electrificados y 100% eléctricos. «Una vez que alcancemos una escala suficiente, exportaremos al resto de Europa y otros países, transformando la fábrica en una de las principales instalaciones de exportación de Chery en todo el mundo», anticipó el vicepresidente ejecutivo de Chery, Guibing Zhang.
En una primera etapa, se encargará de la producción del Omoda 5, tanto en versión con motor de combustión como su variante EV para luego incorporar al Jaecoo 7, las dos marcas Premium dentro del portfolio de Chery, llegando a un volumen total de 150.000 unidades anuales. Para ello, prevén contratar hasta 1.250 operarios, muchos de ellos provenientes de Nissan, dado que allí se fabricaba la Frontier y sus derivadas Renault Alaskan y Mercedes-Benz Clase X.
Al contar con una factoría propia dentro del Viejo Continente, Chery apunta a evitar cualquier tipo de impuestos extrazona o sanciones económicas que muchos países analizan implementar para proteger a la industria local y a los fabricantes tradicionales. También sería el puntapié inicial para que otras compañías del gigante asiático se instalen allí.