Tener una Ferrari es ya algo bastante exclusivo, pero un descapotable de la marca italiana lo es más. A la deportividad y la mística que inspira il cavallino rampante, se le añade el glamour y la libertad que transmite un cabriolet. Eso es lo que buscaron combinar los diseñadores e ingenieros de la compañía al desarrollar la nueva SF90 Spider que acaba de ser presentada a nivel mundial.
Atrás quedaron los tiempos en los que una Ferrari era exclusivamente roja: el color oro o dorado de la unidad de la producción fotográfica hace resaltar aún más su diseño de líneas fluidas y que tienen continuidad en toda la carrocería. Es apreciable como las líneas del capot –o baúl, mejor dicho- se prolongan hacia los laterales y continúan hasta las tomas de aire que refrigeran el motor. Hace unos meses atrás, en plena pandemia, se hicieron conocidas varias fotos de una unidad de pruebas rodando por las autopistas italianas y la duda estaba entre si contaba con techo de lona o del tipo rígido y es finalmente esta última opción la elegida por Ferrari, un techo duro vidriado que tarda apenas 14 segundos en abrirse o cerrarse.
Mecánicamente, la SF90 Spider posee idéntica configuración a la Stradale: está impulsada por un propulsor naftero V8 de 3.9 litros que desarrolla una potencia de 780 CV. Asociado a este impulsor, se encuentran dos motores eléctricos de 220 CV y un MGU-K (Motor Generator Unit Kinetic), el dispositivo que se hizo famoso en la Fórmula 1 y funciona como un recuperador de energía durante las frenadas, que luego puede ser utilizada en las aceleraciones. El MGU-K va ubicado entre el motor de combustión y la transmisión, mientras que los propulsores eléctricos fueron colocados en las ruedas delanteras y permiten que el superdeportivo cuente con un modo 100% eléctrico, llamado eDrive, que puede ser utilizado entre los 25 y 135 km/h. Trabajando en conjunto, el tren motriz o la unidad de potencia –siguiendo con la terminología utilizada en la F1- desarrolla nada menos que 1.000 CV y 800 Nm de torque.
La transmisión corre por cuenta de una caja automática de doble embrague y 8 velocidades, completamente evolucionada respecto a la de LaFerrari y que cuenta con una particularidad: carece de marcha atrás. Para retroceder, la SF90 se vale sólo de sus motores eléctricos. Pero lo más interesante y destacado es su performance: acelera de 0 a 100 km/h en apenas 2,6 segundos, llega a los 200 km/h desde 0 en 7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 340 km/h. Curiosamente, tarda más en descapotarse que en llegar a los 200 km/h, cifras que solo un superdeportivo como una Ferrari puede lograr.
Las baterías disponen de una capacidad de 7,9 kWh y permiten optar entre cuatro modos de funcionamiento: Hybrid, que combina todas las motorizaciones para lograr el máximo de eficiencia como en un híbrido convencional; Performance, que utiliza el motor de combustión para recargar las baterías y prioriza la utilización de la energía eléctrica; Qualify, que exprime al máximo todo el desempeño de los tres motores, utilizando los 1.000 CV de forma constante. Mención aparte para el modo eDrive, que utiliza sólo los propulsores eléctricos, pudiendo recorrer 25 kilómetros (según la homologación, o 12,9 km en condiciones de uso real) o alcanzar 135 km/h.
Y eso no es todo: para quienes quieran una puesta a punto más de pista, también se ofrecerá la versión Assetto Fiorano, equipada con amortiguadores de competición, neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 y más elementos en fibra de carbono y titanio que le permiten bajar 21 kilos respecto a los ya de por si bajos 1.670 kilos (considerando lo compleja de su mecánica).
A modo casi anecdótico su precio en Europa será de 473.000 euros, con la entrega de las primeras unidades prevista para principios del año que viene.
