No es un auto ni una cifra más, no se trata de un hatchback o una berlina accesible que logre decenas de miles de ventas al mes sino todo lo contrario, es uno de los productos más exclusivos de BMW, su nave insignia entre las berlinas: con 45 años de trayectoria y siete generaciones, el Serie 7 alcanzó las 2.000.000 de unidades producidas. Y este hito tiene una particularidad propia, ya que la unidad protagonista no es cualquier versión, sino la más novedosa e inédita de la gama actual, el i7.
Sí, la versión 100% eléctrica del Serie 7 fabricado en la planta alemana de Dingolfing fue precisamente la que marcó este importante hito y a pesar de su disruptivo y polémico diseño, la nueva generación viene logrando muy buenos niveles de ventas en los mercados donde fue lanzada.
Comenzando por su diseño, la séptima generación de la berlina de lujo se aleja de sus antecesores por sus trazos más rectos, con una impronta más imponente y maciza otorgada por las nervaduras que recorren la carrocería y subrayan su anchura. Sin dudas el rasgo más llamativo y polémico es el sector frontal, ya no solo por la enorme parrilla del doble riñón –que puede estar iluminado- sino por los faros divididos como en el X7, la parte superior para las luces de circulación diurna –que incluyen cristales Swarovsky- y los faros principales, ubicados más abajo y que cuentan con una máscara negra que intenta ocultarlos. El i7 se diferencia del Serie 7 convencional por el diseño del paragolpes y la parrilla carenada.
De perfil, si bien mantienen algo de la silueta que siempre caracterizó al sedán, la trompa es más alta al igual que el remate posterior. El icónico arco Hofmeister fue replanteado y ahora es más recto. Asimismo, las manijas de las puertas están embutidas en la carrocería como en el iX. Por último, la parte trasera luce como la más impersonal del conjunto, con faros finos de formato horizontal, con la patente reubicada en el paragolpes. Por el momento su figura parece un tanto extraña, pero habrá que acostumbrarse. Seguramente con el paso de los meses/años, la impresión mejore aunque se trata de un aspecto completamente subjetivo.
Si el exterior es disruptivo en la historia de la berlina, el interior es aún más revolucionario: con un estilo más tridimensional, la mayoría de los mandos físicos desaparecieron y todo se controla a través de pantallas. En primer lugar se destaca el BMW Curved Display, el tablero compuesto por dos enormes pantallas, una de 12,3” para el instrumental y otra de 14,9” para el sistema multimedia. Las salidas de aire se ubican por debajo pero son muy pequeñas. Además de los cuidados revestimientos y materiales, el paquete de iluminación ambiental le da un aspecto muy llamativo y futurista, casi de prototipo.
Mención aparte para las plazas traseras, que además de poder optar por butacas individuales climatizadas y con función de masajes, también pueden incluir el BMW Theatre Screen, una pantalla de 31,3” que se despliega desde el techo, con calidad 8k, equipo de sonido Bowers & Wilkins con sonido envolvente, conexión 5G y que se opera a través de dos pantallas táctiles ubicadas en los apoyabrazos.
En Europa sólo estará disponible el i7, 100% eléctrico, con dos versiones: i7 xDrive60 de 544 CV –con dos motores-, a la que se sumará el año que viene el i7 M70 xDrive, con 660 CV. Los propulsores estarán alimentados por nua batería de 101,7 kWh de capacidad que le permitirán recorrer entre 590 y 625 kilómetros, con un sistema de carga que puede recuperar unos 170 km de autonomía en apenas 10 minutos.
Para otros mercados donde la infraestructura no es tan avanzada, el Serie 7 cuenta con motores de combustión interna asistidos por sistemas mild-hybrid de 48V: 740d xDrive (diésel de 6 cilindros en línea y 300 CV), 735i (naftero de 272 CV), 740i (naftero de 380 CV) y 760i (naftero V8 de 544 CV) junto con variantes híbridas enchufables que ofrecerán más de 80 km de autonomía en modo eléctrico.