Es una de las plantas modelo de General Motors, por su nivel de tecnología, manejo de recursos y compromiso medioambiental. Más allá de que de sus instalaciones no salen vehículos, sí un componente clave y vital para ellos, sus motores. El complejo industrial de Joinville (Santa Catarina, Brasil) está celebrando 10 años y más de 1.600.000 propulsores fabricados tanto para abastecer al mercado interno como para exportar a otras plantas de la compañía, incluyendo la factoría de Alvear en Argentina.
Al respecto, Marcelo Ataíde, Director de la planta de Joinville, afirmó: “Estamos muy orgullosos de lo que hemos construido en estos 10 años y la expectativa es expandir las operaciones y aprovechar al máximo la capacidad de producción, siempre pensando en la sustentabilidad, apoyando la visión global de la compañía de cero accidentes, cero emisiones y cero congestionamiento”.
La fábrica inició sus operaciones en 2013 dedicada exclusivamente a la producción de motores para el Onix de primera generación, pero en 2017 recibió una inversión de R$ 1,9 billones destinada a ampliar sus instalaciones –construyendo un nuevo predio de 46.800 m2-, introducir nuevas tecnologías y equipamiento compatible con la denominada Industria 4.0, lo que la hizo mejorar notablemente en eficiencia, control de calidad y por supuesto, volumen de fabricación. Sus modernos sistemas de automatización escanean el código de cada pieza y seleccionan automáticamente el programa correcto para producir ese tipo de motor, ajustando los parámetros de manufactura cuando sea necesario.
Aquel anuncio, sobre el que informamos en un par de oportunidades por su importancia para la región, también significó la introducción de la nueva gama de motores Ecotec de última generación, con blocks de 3 cilindros, 1.0 (aspirado y turbo) y 1.2 (aspirado y turbo) que utilizan todos los productos del segmento B de Chevrolet como la segunda generación del Onix, la Tracker y la Montana. Con esta inversión, la capacidad anual de producción aumentó a 417.000 motores por año, casi cuatro veces más que los 174.000 impulsores que se fabricaban en su primera etapa.
Por último, tal como señalamos anteriormente, otro punto en el que la planta de Joinville es referente a nivel global es en cuanto a sustentabilidad: el predio posee células fotovoltaicas y paneles solares para generar energía a partir de la luz del sol, recicla el agua industrial y posee un sistema de tratamiento de efluentes por medio de jardines filtrantes. De esta manera, todos los residuos del proceso de producción son reutilizados, reciclados o co-procesados.