El Wrangler JL es una de las principales novedades de Jeep para este año en nuestro país, pero sin dudas, luego de conocerlo hay otro producto igual de impactante y que promete ser un éxito cuando arribe hacia finales de año: su derivada pick up, la Gladiator. El regreso de la firma de las siete barras al segmento de las camionetas era realmente esperado y finalmente se concretó el año pasado en Estados Unidos, pero no obstante eso, ya sumó novedades en aquel mercado: la nueva Gladiator Mojave.
Al igual que Ford con la F-150 Raptor o RAM con la 1500 Rebel, la Mojave es una nueva versión pensada para un uso off road más extremo. A las ya de por sí destacables capacidades fuera del asfalto que caracterizan al Wrangler y que heredó la Gladiator, esta variante las potencia aún más, con varias modificaciones en la puesta a punto y protección adicional: cuenta con refuerzos en la zona baja del chasis junto un protector del cárter y la transmisión más robusto. Las trochas son más anchas para proporcionarle una mayor estabilidad a altas velocidades, incorpora ejes reforzados y amortiguadores Fox de mayor recorrido. Además, en el eje trasero cuenta con bloqueo electrónico de diferencial y un nuevo modo de conducción denominado Off-Road Plus, con un seteo específico del control de tracción y la transmisión, pensado para circular sobre arena. De más está decir que su nombre hace honor al imponente desierto ubicado al sur de California y que ocupa parte de Utah, Nevada y Arizona, terreno ideal para probar esta versión.
Mecánicamente, además de las modificaciones antes mencionadas, mantiene las características que ya conocimos –y probamos- en el Wrangler JL, como su motor Pentastar V6 de 3.5 litros, que desarrolla 285 CV y 352 Nm de torque, asociado a una caja automática de 8 velocidades o a una caja manual de 6 velocidades en opción. Curiosamente, Jeep decidió no potenciar esta variante, aunque tampoco le hace mucha falta, conociendo la fuerza de este propulsor en una carrocería relativamente liviana como la de la Gladiator.
Donde sí trabajó la marca junto con la preparación antes mencionada, es en la estética: para darle una imagen más agresiva y aguerrida al Mojave, cuenta con una enorme toma de aire sobre el capot, ganchos de remolque en color naranja brillante, logos identificatorios de esta versión a los costados del capot, barra laterales y llantas de aleación de 17 pulgadas pintadas en color negro. Como todo Wrangler, pueden desmontarse tanto el techo como las puertas, dejando al descubierto el interior que estrena butacas con el logo Mojave bordado y costuras en color naranja.
Su lanzamiento en el mercado estadounidense está previsto para los próximos meses. Desde ya, aún es muy prematuro hablar sobre su posible desembarco en nuestro país, pero sí podemos confirmar que la versión Rubicon –y seguramente alguna más- arribará antes de fin de año.