Junto con el mítico Griffin estampado en los laterales y en el logo, la combinación de colores que más identifica a Scania es la del icónico Topline de la década del 90: celeste con franjas rosa y violeta, un esquema muy llamativo y un modelo que se convirtió en el más deseado por los transportistas y que hasta el día de hoy siguen siendo muy codiciados. Como fanáticos de la firma sueca, los propietarios de tres unidades de distinto año se reunieron en Mendoza para realizar una foto que refleja la evolución de los productos de la marca.
En este caso se trata de un Topline 113H de 1997, un R480 de la serie PGR de 2018 y un RH500 6×2 de la Nueva Generación o Next Gen, pintados con la característica combinación de colores que actualmente puede encargarse a pedido. Al respecto, Luis Carrillo Cichocki, dueño del 113H, destacó: “Fue muy emocionante juntar a esos camiones y ver cómo ha ido evolucionado la marca a través del tiempo”. Por su parte, Alfredo Prill, propietario de las otras dos unidades, afirmó sobre el camión de su colega: “El Topline es lo máximo entre los camones de antes y era el sueño de todo transportista”.
En el caso de Carrillo, forma parte de la empresa familiar Mayorista Comercial Carrillo S.A., que posee tres camiones para distribuir mercadería, dos de los cuales son Scania: “Tenía un camión 2009 de otra marca, de 330 hp y 250.000 kilómetros reales, que habíamos comprado nuevo. Lo canjeamos mano a mano por el Topline modelo 1997, que era de un vecino de nuestra localidad. Tenía 2.000.000 de kilómetros y nunca le habían abierto el motor, ni la caja, ni el diferencial”, detalló. Una vez comprado, desarmó y cambió varias piezas de forma preventiva, dejándolo como nuevo. También incorporó otros accesorios como llantas de aluminio, dos tanques de 500 litros, plato de enganche Jost con traba automática y faros cree Led.
“De vez en cuando lo manejo, pero la mayor parte del tiempo lo tengo guardado para exposición”, señaló. Respecto a las sensaciones de manejo, Carrillo destacó que brinda una sensación muy linda y aseguró que en la calle el Topline “se roba las miradas”. También en las estaciones de servicio otros conductores le piden sacarse fotos y el dueño anterior quiere volver a comprarlo. Ante la pregunta obligada de si lo vendería, el transportista aclaró que sólo lo haría para comprar un Topline T –con trompa-, aún así reconoció: “Me duele venderlo; si pudiera, me quedo con el frontal para andar y un trompa para tenerlo de colección”.
Por su parte, Prill es titular de una empresa de transporte que lleva su apellido y eligió los colores de sus camiones justamente en homenaje al Topline, aunque su fanatismo por la marca es algo más reciente. Alfredo relató que era fanático de otra compañía hasta que adquirió su primer Scania en 2014. Desde ese momento sólo incorporó unidades de la firma escandinava por su rendimiento y servicios ofrecidos: “Quería algo mejor y armado a mi gusto, pero la marca que compraba antes sólo me ofrecía unidades estandarizadas” y recordó que cuando compró la segunda unidad, el R480, se sentó con el vendedor para configurar el camión a su gusto y con los accesorios que necesitaba. “En ningún lugar tenés la atención personalizada y de excelencia que brinda Scania, tanto en Ventas, como en Servicio y en Administración”, remarcó.
El tercer gran paso fue adquirir el RH500, que representó para él, llegar a lo más alto. Actualmente posee tres unidades, una de ellas conducida por él mismo: viaja desde Mendoza al norte del país, de ahí a Chile y luego de vuelta a Mendoza trasladando cargas generales. Cada vuelta demora entre 7 y 10 días, más dos o tres de descanso en su ciudad para luego reiniciar el recorrido.
