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Más allá de que hoy por hoy la mayoría de las marcas quieren instalar a los eléctricos como el futuro de la industria automotriz y de la movilidad, el primer gran paso hacia la electrificación lo dio Toyota. Allá por 1997, Toyota revolucionó el mercado estadounidense con el lanzamiento de un sedán compacto de diseño innovador, diferenciándose notablemente de sus competidores y fue el primer modelo de una saga que continúa hasta el día de hoy, completamente evolucionada y que le permitió a la compañía alcanzar los 30 millones de vehículos electrificados producidos en serie.
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Ese primer producto fue el Prius, que marcó un hito al convertirse en el primer híbrido de la compañía japonesa. A partir de él, Toyota amplió su gama de vehículos electrificados, incluyendo híbridos enchufables y eléctricos, al punto de estar muy cerca de cumplir su objetivo de ofrecer al menos una versión electrificada de cada modelo de su portfolio a nivel global.
Poniéndolo en cifras, en 2023, la marca alcanzó una producción acumulada de 300 millones de vehículos, de los cuales el 10% corresponden a modelos electrificados. Gracias a esta evolución tecnológica, tanto Toyota como su marca de lujo Lexus han contribuido a reducir miles de millones de toneladas de CO2 en la atmósfera.
En menos de tres décadas, los híbridos (HEV) fueron ganando popularidad a nivel global, llegando a prácticamente todos los mercados clave. Para ello, Toyota desarrolló la tecnología Hybrid Synergy Drive (HSD), basada en un motor de gasolina de ciclo Atkinson o flex-fuel, combinado con una transmisión tipo transaxle.
Este sistema integra dos motores eléctricos que operan a diferentes velocidades, proporcionando el torque y la potencia necesarios para optimizar el desempeño del vehículo. Además, cuenta con una batería de níquel-hidruro metálico capaz de mantener la carga durante algunos kilómetros en modo totalmente eléctrico.
Su objetivo principal no es solo permitir la conducción en modo EV, sino también asistir al motor de combustión, reduciendo su esfuerzo y, por ende, el consumo de combustible y las emisiones contaminantes.
Con esta tecnología, Toyota amplió la hibridación a todo su portafolio y al mercado global, llegando incluso a liberar sus patentes industriales para impulsar la adopción de esta solución. Cabe aclarar que el cálculo de Toyota incluye también el Mirai, impulsado por hidrógeno, que, al generar electricidad para su funcionamiento, se considera parte de la familia de vehículos electrificados.
Aunque la compañía no considera que los vehículos eléctricos sean el único camino hacia el futuro de la movilidad, sigue ampliando su presencia en este segmento mientras refuerza su apuesta por el hidrógeno, ahora también como combustible alternativo. En simultáneo, sigue desarrollando y evolucionando sus híbridos, buscando mayor eficiencia y más rendimiento, especialmente en modo eléctrico.