Desde el inicio de su producción en Argentina, la Toyota SW4 se convirtió en líder de su categoría en la que, a decir verdad, tiene como única rival directa –por contar con características similares- a la Chevrolet Trailblazer. Si bien debido a los impuestos internos no logran cifras de ventas que asombren, hay una lista de espera de varios meses y además contribuyen a impulsar las exportaciones de la marca. En ese sentido, desde hace varios años se viene hablando de la posibilidad de que Ford pueda sumar a la Everest –el SUV derivado de la Ranger- a la línea de producción de la planta de Pacheco y finalmente parece que se concretará en la próxima generación.
Hasta el momento, más allá de los rumores no había declaraciones oficiales pero esta semana, en el marco de Agrishow –la feria agropecuaria más importante de Brasil-, Daniel Justo, CEO de Ford South America destacó que el complejo industrial bonaerense está en pleno proceso de transformación para fabricar la nueva generación de la pick up mediana y adelantó que Pacheco “estará enfocada en la Ranger y derivados de ella”, lo que da una pista sobre la incorporación del SUV. Puntualmente, sobre la Everest, Justo reconoció que el proyecto está en estudio y hay negociaciones para fabricarla en Argentina, lo que indica que están realizando un análisis junto a los proveedores para evaluar su viabilidad.
Presentada a principios de marzo, para el desarrollo del SUV, Ford decidió no ocultar los rasgos que lo unen con la pick up, ya que mantiene gran parte del diseño de la Ranger, especialmente en el sector frontal. Allí se destacan los grandes faros con una firma luminosa de Led en su contorno que será muy similar al estilo de la Maverick, con una enorme parrilla y una barra que la divide en el centro. Las diferencias, por supuesto, aparecen desde el pilar C hacia atrás, con el agregado de las puertas traseras y el remate posterior. Eso sí, la ventaja de la Everest estará en la distancia entre ejes, unos 50 mm más extensa para favorecer la habitabilidad en las plazas traseras y ofrecer una tercera fila de asientos.
Puertas adentro, con trazos algo más simples, se buscó darle una imagen más minimalista, despojada de botones o mandos físicos: la mayoría de las funciones se comandan desde la enorme pantalla táctil de 12 pulgadas del sistema multimedia SYNC 4 –muy similar a la del Mustang Mach-E-, dejando sólo las perillas para el climatizador automático bizona. El instrumental también es 100% digital configurable por el conductor y puede mostrar también las indicaciones del navegador. Posee además sistema de cámaras con visión de 360º, servicios conectados y es compatible con la app FordPass, que permite acceder a varias funciones del vehículo desde un smartphone. El volante es de nuevo diseño al igual que la selectora, más pequeña y con botones para el modo secuencial ubicados a un costado. En la consola inferior también se encuentran el nuevo freno de estacionamiento eléctrico y la perilla para el selector de tracción, con cuatro modos: 4×2, 4×4 alta, 4×4 baja y 4×4 automático (que reparte la tracción de acuerdo a las condiciones del terreno).
Mención aparte para algunos de sus principales ítems de equipamiento como el control de velocidad crucero adaptativo, asistente automático de maniobra evasiva, frenado autónomo de emergencia y frenado post-colisión, faros Matrix Led y cámaras con visión de 360º.
Mecánicamente, hasta ahora la firma estadounidense sólo confirmó que se ofrecerá un V6 turbodiesel de 3.0 litros, un 2.0 bi-turbodiesel, un 2.0 turbodiesel y un motor naftero 2.3 EcoBoost, en la mayoría de los casos, asociados a una caja automática de 10 velocidades o a una transmisión manual de 6 marchas.