Ya está confirmado que Toyota está desarrollando su esperado B-SUV regional para competir en el segmento donde la Ford EcoSport, Renault Duster, Volkswagen T-Cross son tres de las principales referentes en ventas. Hacia fines del año pasado se presentó en el Salón de Tokio el Raize, la interpretación de la marca sobre la base del Daihatsu Rocky. Si bien en un principio se pensaba que sería la misma que se produciría en Brasil, tiempo después los directivos regionales de la compañía señalaron que para Latinoamérica el modelo sería diferente. Ahora, salió a la luz un registro del INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Industrial del país vecino) que revela que varios componentes fueron patentados.
Según nuestros colegas brasileños y tal como lo demuestran las imágenes, Toyota registró parte del sector frontal del B-SUV, como el paragolpes delantero y los faros, aunque con una particularidad: no lo hizo bajo el nombre de la firma nipona, sino como Daihatsu Motor Co., que como se sabe, pertenece al Grupo Toyota. Esta es una estrategia que suele repetirse con otras marcas, que van registrando de a poco el diseño de sus vehículos.
Hasta el momento, lo que se sabe de este nuevo producto es que la plataforma sería la DNGA, derivada de la que utilizan el Corolla o el Prius pero más simplificada-. Respecto al Raize, se rumorea que hay algunas cuestiones que no terminarían de convencer a los directivos regionales de Toyota para el nuevo modelo: de acuerdo a medios de prensa del país vecino, el B-SUV tendría mayores dimensiones, especialmente en cuanto a distancia entre-ejes, acercándose a la del Corolla, que mide 2,70 metros –unos 18 centímetros más que la del Raize-. Vale recordar que algo parecido sucedió también con Volkswagen, que para la adaptación regional del T-Cross, tomó la distancia entre-ejes del Virtus en lugar de la del Polo, ganando así en habitabilidad, sobre todo en las plazas traseras.
Otra diferencia se daría en cuanto a la planta motriz: mientras que el Raize utiliza un pequeño propulsor naftero de tres cilindros, 1.0 turbo con 98 CV, su derivado Mercosur aprovecharía los motores fabricados en Brasil, que pueden ser desde el 1.5 de 107 CV del Etios/Yaris, hasta el 2.0 VVTi con inyección directa de 170 CV que equipa el nuevo Corolla o incluso la mecánica híbrida 1.8 del sedán mediano y del Prius, con sus 122 CV.
Volviendo al B-SUV develado en Japón, el producto de Toyota se diferencia del Daihatsu sólo en el sector frontal, con un diseño en línea con los otros sport utility vehicles de la compañía, como la RAV4. Justamente, con ella comparte la toma de aire en formato de trapecio y los marcos rectangulares de los faros antiniebla.
El resto del diseño se mantiene sin cambios, con predominio de los trazos rectos y marcados, así como el pilar A y el techo pintados de color negro en contraste con la carrocería.
Puertas adentro también se mantiene la combinación entre trazos rectos y otros más redondeados, a la vez que se destaca el protagonismo de la tecnología, con instrumental digital, el sistema multimedia con pantalla táctil de 9 pulgadas y una completa dotación de equipamiento de confort y de seguridad, con climatizador automático, control de velocidad crucero adaptativo, asistente de estacionamiento, cámara de retroceso y frenado automático de emergencia, entre otros ítems.
El inicio de su producción y lanzamiento debería ocurrir a principios del año que viene y con su llegada, se rumorea que el Etios podría dejar de fabricarse, aunque desde Toyota por el momento lo desmienten.