
A partir del 1 de marzo, los combustibles en Argentina volvieron a registrar un aumento promedio del 1,9% en todo el país, impulsado principalmente por la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono, medida que el Gobierno había postergado en enero. En la Ciudad de Buenos Aires (CABA), este incremento se traduce en un ajuste en los precios de referencia: la nafta súper pasó de $1.151 a $1.174 por litro, mientras que la nafta premium subió de $1.422 a $1.450. En el caso del gasoil, el común alcanzó los $1.193 y el diésel premium se elevó a $1.448.
Este ajuste llega en un contexto donde el sector energético enfrenta una combinación de factores que inciden en la estructura de costos, como el incremento en los precios del biodiesel y el bioetanol, insumos esenciales para la producción de gasoil y naftas, junto a la inflación acumulada y las variaciones en el tipo de cambio. A pesar de que el impacto fiscal directo en el precio final se estima en un 0,4%, otros componentes han elevado el aumento real al 1,9%, cifra que, aunque parece estar por debajo de la inflación de enero (2,2%), sigue teniendo un efecto significativo en el bolsillo de los consumidores.
El impacto de este incremento se percibe claramente al analizar el costo total de llenar un tanque de combustible. Por ejemplo, en CABA, llenar un tanque de 50 litros con nafta súper pasó de $57.550 a $58.700, implicando un gasto adicional de $1.150 por carga. Para los vehículos a diésel, la diferencia es aún mayor: un tanque de 50 litros con gasoil premium subió de $71.000 a $72.400, representando un aumento de $1.400.
Paralelamente, la venta de combustibles al público continúa en descenso. Durante enero, se registró una caída interanual del 3% y una baja del 4,9% en comparación con diciembre, sumando así catorce meses consecutivos de retroceso. En total, se comercializaron 1.422.211 metros cúbicos entre naftas y gasoil, con una participación del 59% para las naftas y del 41% para el gasoil. Mientras la nafta premium mostró un crecimiento interanual del 14%, la súper cayó un 2,2%, y en el segmento del gasoil, el premium aumentó un 7,5%, pero el común se desplomó un 17,3%.
A nivel geográfico, solo 8 de las 24 jurisdicciones del país registraron incrementos en las ventas interanuales, destacándose Salta (8,2%), Catamarca (6,7%) y La Rioja (5,8%). Por el contrario, provincias como Santa Fe, Entre Ríos, CABA y La Pampa presentaron las mayores caídas, todas con descensos de dos dígitos. En la mayoría de estas regiones, la nafta sigue predominando sobre el gasoil, con una concentración especialmente alta en CABA, donde representa el 77% del total comercializado.
El sector empresario advierte que, pese a la actualización impositiva, los precios de los combustibles siguen rezagados en relación con la devaluación y la inflación acumulada, lo que podría derivar en nuevos aumentos en los próximos meses. Esta situación, sumada a la caída en las ventas y el creciente costo de los insumos, configura un panorama complejo para el mercado de combustibles en Argentina.