Luego de meses de espera, fotos espía y adelantos oficiales, finalmente BMW presentó la nueva generación del Serie 5. Contrariamente a lo que podíamos imaginar, no se trata de una evolución de su antecesor, sino de un planteo completamente distinto en el que la tecnología y la electrificación juegan un papel protagónico, que inclusive puede hacerle sombra hasta al Serie 7.
Comenzando por su estética, este es el punto que quizás más sorprende ya que las imágenes que se conocían hasta ahora anticipaban un diseño que aparentaba ser continuista. Sin embargo, la firma de Munich hizo todo lo contrario: el Serie 5 –y su variante 100% eléctrica, i5- son realmente rupturistas tanto dentro de la saga del modelo como de la marca en sí al adoptar un estilo propio, aunque sin dejar de ser bastante polémico para los seguidores más tradicionales de la compañía.
Aunque en este caso los diseñadores no recurrieron a la sobredimensionada parrilla del Serie 7 o del Serie 4, el doble riñón característico gana protagonismo en el frente, al contar con un marco más prominente y que varía de acuerdo a la versión, dando origen también a las marcadas nervaduras del capot. Los faros estrenan una nueva firma luminosa más recta y según la compañía, están inspirados en el Serie 5 creado por Chris Bangle. Por debajo se destacan las enormes tomas de aire del paragolpes, que también cuentan con un marco en negro brillante, apliques que se repiten en diversos sectores de la carrocería como en el marco de las ventanillas, los zócalos inferiores o el paragolpes trasero.
Su silueta sigue siendo la de un típico sedán de tres volúmenes bien definidos, ahora con trazos más rectos y angulosos, con un largo capot y un remate posterior con la caída del baúl más inclinada, algo que reformula por completo el estilo que habitualmente tienen los sedanes de la marca. Los faros traseros también son muy diferentes a los que podemos encontrar en otros productos de BMW y adoptan un formato más fino y horizontal. En resumen, es un Serie 5 muy distinto a sus antecesores e incluso dentro de la propia gama de BMW, aunque quizás algo impersonal al alejarse de los rasgos típicos de la compañía y que deja de lado la elegancia para apostar por un estilo decididamente deportivo.
Puertas adentro da un enorme salto respecto a la generación anterior pero sí se alinea con los últimos lanzamientos de la compañía como el Serie 7 o el iX. El tablero gira en torno a las dos enormes pantallas del BMW Curved Display, una de 12,3” y otra de 14,9” para el instrumental y el sistema multimedia. La mayoría de los mandos físicos fueron dejados de lado por comandos táctiles o de movimiento, lo que le otorga cierto minimalismo. Por supuesto sobresale la calidad de materiales utilizados, como el cuero de los revestimientos o el aluminio de los apliques del volante, los paneles de las puertas o la pedalera. En todos estos puntos, no hay diferencias entre el Serie 5 y el i5.
Claro que uno de los aspectos más importantes en este tipo de berlinas ejecutivas es su nivel de tecnología y el sedán de la firma de Munich hace gala de sistemas iguales o incluso superiores a los del Serie 7: cuenta por ejemplo con el sistema de navegación Live Cockpit Navigation Pro con un Head-up Display con tecnología de realidad aumentada, AirConsole con videojuegos a bordo, el Drive Assist Pro que agrupa varios sistemas de asistencia a la conducción como el control de velocidad crucero adaptativo con función Stop&Go, asistente de dirección y control de carril con activación ocular que permite realizar sobrepasos confirmando solo al dirigir la mirada al espejo retrovisor.
Desarrollado sobre la plataforma CLAR, el incremento en dimensiones es evidente, pasando a medir 5.060 mm de largo, 1.900 mm de ancho, 1.505 mm de alto y 2.995 de distancia entre ejes. Asimismo, esta arquitectura permite incorporar motores de combustión o mecánicas 100% eléctricas. Para su lanzamiento, BMW presentó tres versiones iniciales: 520i con un propulsor naftero TwinPower Turbo de 4 cilindros y 2.0 litros, que entrega 190 CV y 310 Nm de par; 520d turbodiesel de 4 cilindros y 2.0 litros, de 197 CV y 400 Nm de par, en ambos casos asociados a la caja automática Steptronic de 8 velocidades. Por último, la versión 520d xDrive agrega tracción integral. Luego se sumarán las opciones más potentes con motores de 6 cilindros.
Por el lado de las variantes 100% eléctricas, el i5 estará disponible en dos opciones, eDrive40 de 340 CV y 430 Nm de par, que puede acelerar de 0 a 100 km/h en 6 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 193 km/h, o el M60 xDrive que agrega un motor adicional para llegar a los 601 CV y 820 Nm de torque con el que logra prestaciones impresionantes, pudiendo acelerar de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y alcanzar los 230 km/h de velocidad máxima, siempre limitada electrónicamente para no perjudicar la autonomía. En ambos casos, la batería es de iones de litio de 81,2 kWh de capacidad, lo que le permite recorrer entre 477 y 582 kilómetros al eDrive40 o de 455 a 516 kilómetros al M60 xDrive.
Su llegada a los concesionarios europeos se concretará en los próximos meses, donde deberá enfrentar a su también recientemente renovado rival directo, el Mercedes-Benz Clase E y al EQE.
