La berlina más representativa de Mercedes-Benz no es ni el Clase S ni el Clase C, que por supuesto son referentes en su segmento, pero no alcanzaron la trascendencia y permanencia que sí logró el Clase E: su origen –con diferente denominación- se remonta a 1946 y en estos más de 75 años de trayectoria fueron vendidas más de 16 millones de unidades, siendo utilizado como vehículo particular de alta gama, cumpliendo funciones para diplomáticos y miembros del gobierno hasta taxi. Es por ello que desarrollar una nueva generación no es una tarea para nada fácil, pero la firma de Stuttgart demostró que efectivamente tiene la fórmula para seguir mejorándolo.
La nueva generación toma una clara inspiración del Clase S, por supuesto con dimensiones más contenidas y algunos detalles particulares que son una novedad en la gama y que a la vez sirven para diferenciarlo de los otros sedanes de la marca. En el sector frontal se destaca la enorme parrilla que está disponible en dos variantes, una de apariencia más deportiva con la estrella en el centro y un entramado que replica el logo de la compañía y la más clásica, con barras horizontales cromadas y la estrella sobre el capot. A ellos se les sumará seguramente más adelante la parrilla Panamericana –con barras verticales- que identifica a las versiones AMG. Los faros, a diferencia del Clase S o el Clase C, tienen la parte inferior redondeada y una firma luminosa que sigue su contorno. Además, todo el frente cuenta con una suerte de marco o de máscara de color negro, similar a la gama EQ. Por debajo, posee una toma de aire trapezoidal más pequeña y dos canalizadores de aire en los extremos del paragolpes.
Su silueta es la típica de las berlinas de Mercedes-Benz, con líneas fluidas, las manijas de las puertas al ras de la carrocería y un tercer volumen que cae suavemente para rematar en los faros de formato horizontal y que, como novedad, también replican el diseño de la estrella en su firma luminosa. La doble salida de escape y el símil difusor le agregan una cuota de deportividad. En cuanto a dimensiones, mide 4.949 mm de largo, 1.880 mm de ancho, 1.468 mm de alto y posee una distancia entre ejes de 2.961 mm.
Puertas adentro, tal como lo había anticipado la propia compañía, el tablero está inspirado en el EQE –su equivalente eléctrico-. El nuevo Clase E estrena el sistema MBUX Hyperscreen, que más que un sistema multimedia es todo el tablero: compuesto por tres enormes pantallas –una para el instrumental, separada del resto tipo tablet flotante, otra para el infoentretenimiento más una adicional para el pasajero-, entre las tres ocupan toda la plancha frontal. Otra novedad son las salidas de aire, que en lugar de ser circulares, van bordeando el tablero y están enmarcadas por un aplique de aluminio. El climatizador –Thermotronic-, se ajusta de manera automática y cada aireador se activa de manera independiente. Todos los mandos fueron simplificados al máximo ya que la mayoría de las funciones se operan a través de la pantalla, de los comandos en el volante o mediante órdenes de voz.
Mención aparte justamente para el asistente de voz: ya no será necesario el saludo y comando clave “Hola Mercedes”, sino que con sólo hablar seguirá las indicaciones de los pasajeros. El avanzado sistema de inteligencia artificial aprende la presencia del conductor y pasajero, incluso sus rutinas, adaptando los modos de visualización, ajustes de los asientos, temperatura, etc. Completa la ambientación el sistema de luces con 64 colores y animaciones que cambian según el modo de conducción elegido. El cerebro encargado de hacer funcionar cada ítem de equipamiento y configuración es el nuevo sistema operativo MB.OS que será compartido con la gama de vehículos eléctricos y cuenta además con conectividad 5G.
Tampoco falta un amplio listado de sistemas de asistencia a la conducción, como el control de velocidad crucero adaptativo con función Stop&Go, frenado autónomo de emergencia, asistente de cambio de carril activo y de límite de seguridad, alerta de distracción Attention Assist, asistente activo de punto ciego, asistente de dirección para maniobras evasivas y reconocimiento de señales de tránsito, entre otros ítems.
Mecánicamente, en Europa estará disponible con numerosas opciones de motorización, que incluyen hasta versiones diésel, todas con algún tipo de electrificación. El portfolio comienza con la versión naftera E200, con un 2.0 turbo de 204 CV y 320 Nm de torque; continúa con el E220 D (turbodiesel) 2.0 de 197 CV y 440 Nm de par, que ofrece además una versión con tracción integral 4Matic. Las tres cuentan con la asistencia de un sistema mild-hybrid de 48V.
El siguiente salto son las versiones híbridas enchufables, el E300 E que combina el motor naftero 2.0 turbo con un motor eléctrico y un paquete de baterías de iones de litio de 25,4 kWh de capacidad, que desarrolla 313 CV y 550 Nm de par, con una autonomía en modo 100% eléctrico que puede llegar a los 118 km. Le sigue la versión E300 E 4Matic con tracción integral y culmina con la E400 E 4Matic, que eleva la potencia a 381 CV y el torque a 650 Nm, también con tracción integral. En todos los casos, la transmisión es automática 9G-Tronic de 9 velocidades.
Su llegada a los concesionarios europeos está prevista para junio, con precios aún por definirse, mientras que su arribo a nuestro país podría darse hacia finales de año o ya para 2024.
