Hay autos que hacen que el precio de una Ferrari pueda parecer accesible, pueden ser el capricho de algún empresario multimillonario o un jeque árabe, pero no sería justo calificarlos como un auto o como un capricho, sino más bien como una obra de arte y que, el que la quiera tener, debe pagar el precio de su exclusividad. En este grupo entran los superdeportivos de Pagani, el célebre constructor argentino radicado en Italia que nunca olvida sus raíces y siempre vuelve a su Casilda natal. Y es que este lunes fue presentado el Utopia, su nueva creación, sucesor del Huayra y del Zonda.
A primera vista uno podría pensar que se trata de un diseño continuista y es verdad, el estilo de sus antecesores se mantiene, en los faros, en su silueta y proporciones, pero justamente como a una obra de arte, hay que mirarla detenidamente para encontrar un sinfín de detalles. Es ahí donde se encuentra el encanto de una creación de Pagani: cada pieza, cada tornillo o aplique cumple una función y tiene una razón de ser, pero los diseñadores encontraron la manera de que además de la propia función operativa, también tenga una a nivel estético. A rasgos generales, partiendo de la base del Huayra, lo más novedoso es el área del cockpit, con un nuevo diseño de la línea de cintura y de las ventanillas y el agregado del techo parcialmente vidriado. También el remate posterior tiene detalles muy llamativos como los faros dobles flotantes y un diseño tipo turbina de avión. Otra novedad son las llantas de aleación –de 21 pulgadas adelante y 22 pulgadas atrás, con el borde superior construido en fibra de carbono y ventilaciones para refrigerar mejor los frenos.
Puertas adentro es donde vamos a encontrar aún más detalles y piezas que no sólo hacen a la función para la que fueron incorporadas, sino que cada una fue diseñada y terminada con esmero artesanal. Aluminio pulido, cuero, revestimientos y texturas, todo fue estudiado y elegido minuciosamente. Y más allá del avance tecnológico, Pagani decidió apostar por las sensaciones que produce lo analógico, desde los relojes hasta las perillas de la climatización, todos con mandos físicos e indicadores de aguja. La única concesión a lo digital es el display que complementa al instrumental.
Lo mismo sucede con su mecánica: la estructura del Utopia está construida con una combinación de carbono y titanio, con barras que le aportan mayor rigidez al chasis y a la carrocería y sirven a la vez de anclajes para las suspensiones y otros componentes mecánicos, entre los que se destaca su motor. Nada de electrificación, el propio Horacio Pagani decidió que no va a construir, al menos por el momento, un superdeportivo eléctrico, ya que no tienen el encanto ni transmiten la emoción de un motor de combustión, con su sonido o el tacto al manejarlos. Es por eso que mantiene el propulsor AMG V12 de 6.0 litros, derivado del Huayra BC con mejoras que le permiten desarrollar 864 CV y 1.100 Nm de par, asociado a una caja manual X-Trac de 7 velocidades con el comando de la selectora en forma de H y cuyo funcionamiento se puede observar desde el interior o también con una opción automatizada, aunque como era de esperarse, el 70% de sus clientes, prefirió la opción manual convencional. No hay cifras de prestaciones, aunque seguramente supere de manera holgada los 320 km/h y los 3 o 4 segundos para el 0 a 100.
Como es habitual, la producción será muy limitada: sólo 99 unidades serán construidas, todas ya reservadas y con un precio base de 2,17 millones de euros –sin impuestos-. Más adelante, seguramente se sumen varias series especiales, pero lo más importante es que Pagani vuelve a ser noticia y a asombrar al mundo con sus creaciones.
El pagani es como las viejas que se tiran el tapado de piel, 3kg de base en la cara y todas las joyas encima.