El 2CV es uno de los modelos más representativos de la marca, sobre todo porque ejemplifica perfectamente los conceptos de simplicidad, versatilidad y de ser un vehículo accesible para todos, que motorizó a generaciones. Valores que siguen siendo clave para Citroën y por eso la marca decidió unirse a la celebración por los 75 años de 2CV, llevando además a los nuevos C3 y C5 Aircross junto al Club Citroën Buenos Aires.
Este nuevo evento organizado por el reconocido grupo de entusiastas de la firma del doble chevrón concentró a más de 100 exponentes de diversos modelos de la marca y de distintas épocas para celebrar, sobre todo, el aniversario del querido 2CV en el mundo. Pero no fue el único festejo en el Club Los Pinares de Capilla del Señor: las más de 250 personas presentes que llegaron a bordo de este centenar de autos clásicos, se juntaron para celebrar el 23º aniversario del Citroën Club Buenos Aires y los 50 del Citroën Prestige. Además, en esta ocasión se unieron al festejo otros dos clubes amigos de la marca, el Club Mehari de Argentina y Citrounidos.
Así se logró un auténtico festival para los sentidos, con caravanas, exhibiciones, camping, familias, votaciones y entregas de distinciones especiales para algunos de los modelos presentes. Entre ellos se destacaron decenas de 2CV y 3CV, pero también Traction Avant, Ami 8, Meharis, SM y tantos otros clásicos de la marca.
Tal como señalamos anteriormente, el encuentro contó con el apoyo de Citroën Argentina, que se hizo presente para darle el marco institucional que merecía la magnitud del evento, con la exhibición de los nuevos C3 y el C5 Aircross, representantes del presente de la compañía. Con semejante contexto, bien vale recordar las palabras de André Citroën, fundador de la marca al impulsar el proyecto que dio origen al 2CV: “La teoría no sirve para nada. Lo importante es el ejemplo. Si las personas no pueden llegar a Citroën, entonces será Citroën quien se acerque a las personas”.
El proyecto «TPV» («Toute Petite Voiture”) nació a mediados de los años treinta, en 1936. Su objetivo era proporcionar a las personas de bajos ingresos un automóvil económico y versátil. En 1937, el primer prototipo rodante del proyecto TPV vio la luz, pesando solo 370 kg y con solo un faro (la legislación de la época no requería dos). El vehículo podía transportar hasta cuatro personas y 50 kg de equipaje a una velocidad máxima de 50 km/h y era extremadamente cómodo.
Inicialmente, se planeaba presentar 250 modelos de preproducción en el Salón del Automóvil de París en 1939, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial impidió que esto sucediera. Los modelos que se habían construido fueron destruidos, excepto cuatro que se mantuvieron en secreto en el Centro de Pruebas de Citroën en La Ferté-Vidame.
Su icónica figura fue obra de la oficina de diseño de Citroën en la Rue du Théâtre en París y fue puesto a punto en el centro de pruebas de La Ferté-Vidame en la región de Eure-et-Loir. La versión definitiva se presentó al público en el Salón del Automóvil de París el 7 de octubre de 1948 y tuvo un recorrido excepcional: se produjeron un total de 5.114.969 unidades, incluyendo 1.246.335 de furgonetas 2CV. Increíblemente, la última unidad salió de la fábrica de Mangualde en Portugal 42 años después, el 27 de julio de 1990, a las 16:00 hs.