El año pasado asistimos al regreso de una marca importante al mercado automotor de nuestro país. En realidad nunca se fue, pero la quita de trabas impositivas a la importación de vehículos y los cambios en algunas políticas posibilitaron que Mistusibishi pueda proyectar y ejecutar sus operaciones en el país con una perspectiva mayor.
En ese contexto trajo a la L200 en su quinta generación, una pick up del segmento mediano, importada desde Tailandia, cuyos comienzos se remontan a 1978 como el incio de una historia exitosa en ventas.
El perfil del producto siempre estuvo asociado a la durabilidad, prestaciones y gran capacidad de trabajo, quizá alejado de los lujos y de las últimas tecnologías. Sin embargo, eso se fue revertiendo con el tiempo porque en el presente para poder competir en el inmenso universo de las pick ups, no se podía quedar detrás de los clientes que ya no exigen solo las prestaciones de un vehículo de trabajo. Ahora quieren que también les sirva para el uso diario, que ofrezca confort, conectividad y máxima protección.
El modelo proviene con un estreno, trae un nuevo motor DI-D Power 2.4 turbodiesel de 181 CV con la opción de asociarlo a dos tipos de transmisiones: manual de seis velocidades o automática de cinco marchas. Viene con doble tracción desconectable con caja reductora. Ambas con el mismo nivel de equipamiento, realmente completo, como verán. Esta versión que llega desde Asia convivirá con la L200 GLS y CR que proviene de Brasil con el motor 3.2 de 170 CV, a un precio lógicamente inferior.
En términos de protección protagonizó una gran evolución tanto en seguridad activa como pasiva, pero de eso hablaremos más adelante. A su vez, incorporó elementos de confort y asistencia a la conducción propio de segmentos superiores.
Alfacar, la empresa que desde hace 25 años comercializa los productos Mitsubushi en el país, nos facilitó una unidad de la nueva L200 para que probemos durante una semana. Las sensaciones al volante, los resultados de las pruebas y sus principales características en el completo recorrido de este test drive.
Diseño Exterior:
Esta quinta generación de la L200 no presenta demasiados cambios estéticos respecto a la anterior ya que conserva sus rasgos más característicos con la parrilla frontal cromada y los laterales curvos que dividen la cabina y la caja de carga en una separación que los diseñadores japoneses denominan J line. Desde Mitsubishi aseguran que el diseño de esta pick up se basó en la figura musculosa de un atleta buscando transmitir la imagen de un cuerpo ágil, atlético y fluido.
En el frontal, sus faros robustos incorporaron tecnología LED y xenón. No tienen el formato estilizado que utilizan muchos de sus competidores. Por su parte, el capot largo tiene 3 líneas bien marcadas exhibiendo autoridad. Pero más abajo las intenciones se trasladan hacia el dinamismo porque esa parrilla parece que se estuviera moviendo. Los paragolpes parecen estar en la misma sintonía y los antinieblas se ubicaron más arriba de lo habitual y alejados los extremos inferiores.
Sobre los laterales muestra un aire de refinamiento a través de las manijas de puertas, las carcazas de los espejos y los estribos, cromados. A esto se le suman sus llantas de aleación de 17 pulgadas, con un agradable y original formato de 12 rayos, sobre neumáticos Toyo Open Country de medidas 245/65-R17.
En el sector posterior se eliminó el paragolpes de acero por uno de plástico que incorpora escalones que facilitan la entrada y salida de carga. Las ópticas envuelven a la caja e intentan mostrar una imagen tridimensional.
Las dimensiones no presentan grandes variaciones. Si bien mantiene la distancia entre ejes, pasó de 5,04 a 5,20 metros de largo. Y también variaron las medidas de la caja de carga que así se acerca mucho más a lo que ofrecen los competidores: 1,5 metros de largo, 1,4 de ancho y 4,7 de profundidad.
Diseño Interior:
La competencia hizo que Mitsubishi tenga que modernizar el interior de la L200 que siempre fue más discreta, sobria y hasta un tanto rústica. Es que hoy, modelos como Hilux, Ranger, S10 y Amarok presenta habitáculos como si fueran elegantes y confortables sedanes, con las últimas tecnologías.
Los materiales y las terminaciones son de alta calidad, y eso se percibe tanto a la vista como al tacto. En ese contexto, presenta dos novedades respecto a la generación anterior. Se eliminó la segunda palanca de cambios que operaba la doble tracción y la reductora. Ahora, como en la mayoría de las pick ups actuales, se reemplazó por una selectora con perilla. El volante también vino con sorpresa, ya que trae consigo unas grandes levas de cambios de magnesio. Le sientan muy bien y se destacan junto al instrumental, aunque debemos decir que quedan fijas y no rotan junto al volante.
Tanto la versión manual como la de caja automática de la L200 provienen de serie con tapizados de cuero, y algunos detalles en plástico satinado y negro brillante, al estilo Piano Back, sobre la plancha de abordo.
En la consola central se ubica una pantalla táctil multimedia de 6,1 pulgadas, intuitiva y rápida, aunque estéticamente no sea de las mejores. Allí encontrás el navegador satelital, la cámara de retroceso, Bluetooth, reproductor de DVD y CD.
La posición de manejo es destacada para una pick-up, nos sentimos como si estuviéramos abordo de un confortable Sport Utility merced a una columna de dirección regulable en altura y profundidad y sobre una butaca cómoda (con regulaciones eléctricas); en una posición que nos permitió tener una amplia visibilidad del camino. Además la sujeción es perfecta, nos mantiene encastrados en la butaca evitando que se desplaze el cuerpo sobre todo en curva o cuando realizamos esquives en terrenos desparejos.
Con respecto a la habitabilidad, reúne los especios necesarios para que viajen cómodamente cinco pasajeros adultos, con lugar para ubicar las piernas y con amplitud desde las cabezas de los más altos hacia el techo. Pero para ello presentó cambios respecto a la generación anterior.
La cabina es 20 mm más larga y el espacio para las piernas es uno de los más grandes del segmento: 1.745 mm. A su vez, las butacas delanteras ganaron 14 mm en su desplazamiento. En cuanto a las butacas traseras, ahora se pueden inclinar 25° lo que le permite a los pasajeros encontrar mayor comodidad sobre todo para viajes largos.
La caja incrementó su capacidad de carga gracias a que creció en todas sus dimensiones. Ahora tiene 1.520 mm de largo, 1.470 mm de ancho y 475 mm de profundidad.
Instrumental
El tablero de instrumentos es sencillo y sobrio pero fácil de leer. Está conformado por dos cuadrantes circulares (cuentarrevoluciones y velocímetro) con fondo negro, agujas rojas e iluminación en blanco, con un display en el centro que aporta información básica de la computadora de abordo: autonomía, consumo medio, odómetro parcial y total, temperatura exterior, temperatura del líquido refrigerante, nivel de combustible y programa de servicios. Pero se opera desde un incómodo y para nada práctico botón pequeño ubicado en el centro del tablero.
En términos de error de velocímetro lo medimos a distintas velocidades, es así que registramos que para 80 km/h de velocidad la real era de 75 y así sucesivamente, para 100 km/h 94; para 120 km/h 113 y finalmente para 130 km/h fue de 122. El error promedio teniendo en cuenta las diferentes velocidades fue de 6%.
Equipamiento:
El cambio del producto requería aggionarse en un montón de aspectos y eso implicaba incoporar elementos de otros segmentos superiores. No hay que olvidar que la L200 siempre fue una camioneta más bien rústica, robusta, trabajadora, pero para estos tiempos eso solo no alcanza. Por eso incorporó un completo equipamiento que la posiciona como una pick up mucho más competitiva.
Su pantalla multimedia táctil Kenwood de 6.1″, con navegador, cámara de retroceso, sistema Bluetooth, reproductor de CD y de video (DVD). Vale la pena mencionar que es rápida, ágil y fácil de operar. Por otra parte, el equipo de audio despliega el sonido a través de cuatro parlantes y dos tweeters.
Otro signo de evolución está en su sistema de arranque sin llaves y el encendido del motor a través de un botón. A su vez, cuenta con un climatizador automático bizona, aunque nos estaría adeudando las salidas de aire para las plazas traseras.
Para marcar un toque de distinción y elevar el nivel del producto, viene provisto de serie con butacas tapizadas en cuero. La del conductor dispone de ajustes eléctricos. Además, trae sensor de lluvia y control de velocidad crucero.
Un detalle que no deberíamos señalar pero lo hacemos ya que algunos de sus rivales no la traen, es su rueda de auxilio homogénea, con llanta de aleación, alojada debajo de la carrocería en una posición que desafía el ingenio de los que roban ruedas.
En el debe podríamos mencionar la falta de sistema de calefaccionado de butacas, sensor de estacionamiento sonoro, espejo interno con antideslumbramiento automático, one touch en los 4 alzacristales (solo en conductor) y cierre de puertas en rodaje.
Seguridad:
La nueva L200 incrementó el nivel de protección para estar a la altura de un segmento que en esta materia ha crecido mucho. Y los refuerzos comienzan por la estructura ya que fue configurada para ofrecer mejor respuesta ante impactos.
Ahora cuenta con una carrocería más fuerte y bien reforzada, con materiales de alta resistencia y acero reforzado, lo que le permitió reducir 14 kg de peso respecto a la generación anterior. Los ingenieros japoneses crearon una estructura para mitigar los golpes y dispersar las vibraciones, pero los ocupantes no son los únicos privilegiados, pues han incorporado una interesante protección a peatones. Para ello extendieron el voladizo delantero en unos 80 mm. Su elevada eficiencia y la alta rigidez de la carrocería se combinan para disipar golpes desde cualquier dirección.
También se le adosó una estructura de absorción de choques alrededor de capot y paragolpes delantero para minimizar los daños al peatón en caso de atropello. El último registro de un crash test sobre este modelo fue en 2015 donde obtuvo 4 estrellas, con un 81% de proteción adultos, un 84% de protección infantil y un 76 % de protecciones a peatones.
Reúne todos los sistemas necesarios para evitar pérdidas de motricidad, desvío de trayectoria y situaciones imprevistas. En ese sentido, se destacan sus controles de tracción (frena el giro de las ruedas y controla la potencia del motor) y estabilidad (reduce los movimientos inestables y el derrape de las ruedas). Además, incorpora el control de ascenso en pendiente, ideal para este tipo de vehículos, especialmente cuando llevan carga, pero no dispone de control de descenso. El sistema antibloqueo de frenos (ABS) está complementado con el EBD, que distribuye electrónicamente el frenado cuando la pick up lleva varios ocupantes o viaja demasiado cargada.
Si a pesar de todo lo que presenta para evitar colisiones, se produce de todos modos un impacto, entran en acción sus airbags frontales, laterales, de cortina y de rodilla para el conductor. Este cuenta con un doble pretensionador en sus cinturones de seguridad y junto al acompañante incluyen limitadores de esfuerzos.
Si bien viene provisto de faros de xenón con luces diurnas de leds, podemos reprocharle la ausencia de un faro antiniebla trasero, elemento imprescindible cuando debemos manejar bajo esa complicada situación climática.
Motor, transmisión y equipamiento:
Una de las principales novedades de la L200 aparece debajo del capot, donde se aloja un nuevo motor turbodiésel 2.4, con inyección directa common-rail e intercooler, que logra erogar 181 CV a 3.500 rpm y alcanza 430 Nm de torque a 2500 rpm. Otra clara demostración de la tendencia creciente de incorporar motores de bajas cilindradas pero que por eso no pierden potencia. En realidad, se optimiza su eficiencia.
El propulsor cuenta, además, con un sistema de gestión electrónica de válvulas que regula el volumen de aire de admisión del motor. Por otra parte, el turbo de geometría variable es de menor tamaño.
Este motor es el primero que en una pick up que se comercializa en Argentina trae un block de aluminio. Eso hace que se reduzca el peso total en 30 kilogramos, lo que genera mayor eficiencia con mejoras dinámicas. Los ingenieros de la marca japonesa también sostienen que consigue una baja tasa de compresión, con lo que aumenta la eficiencia de combustión.
La unidad que probamos está asociada a una caja automática de cinco marchas, con un modo Sport que permite aprovechar al máximo el torque, y levas al volante para lograr un pasaje de marchas más rápido y acercarse al modo manual. Si bien no tenemos reproches para la transmisión ya que a velocidades altas no viaja tan enroscado, una sexta marcha le vendría bien para que la quinta no sea tan larga.
Nosotros percibimos un impulsor más silencioso y con menos vibraciones que el anterior 3.2. En las prestaciones nos dio una muy buen imporesión; acelerar de 0 a 100 km/h nos demando 9,96 segundos y en las pruebas de sobrepaso de 80 a 120 km/h lo realizó con una muy buena reacción logrando 7,11 segundos, además pudimos alcanzar una velocidad máxima de 179 km/h.
En términos de consumo los valores fueron bastante contenidos a distintas velocidades, la quinta relación permite a 100 Km/h obtener un valor de 7,6 l/100 km que con su tanque de 75 litros llega a los 986 kilómetros sin reabastecerse, en tanto a 130 km/h la demanda de combustible no se disparó, obteniendo 9,6 l/100 km, mientras en ciudad se mantuvo parecido a este último valor rondando lo 9,7 l/100km.
Las pick ups parecen estar catalogadas o encasilladas en diferentes roles ya sea por la opinión del clientes, sus propias características o simplemente como producto de una leyenda urbana. A algunas se las tilda de trabajadoras, a otras se las llama light (porque parecen más un auto que una camioneta) y en otro grupo se ubican las que tienen un poco de cada cosa.
En el caso de la L200 siempre se la reconoció como capaz de encarar cualquier aventura, con las aptitudes para atravesar diferentes terrenos y la certeza de que nunca te va a dejar en medio del camino. Esta aprepiación se repite en la nueva generación, nos sigue pareciendo un tractor que nunca se va a romper y nos da la confianza para llevarla a cualquier lado, pero también mejoró algunos aspectos mecánicos y estructurales para que manejarla en ciudad no se convierta en una tortura.
En varios puntos de la estructura de la L200 se redujeron los pesos, con el uso de materiales ligeros, como los aceros de alta resistencia. La percibimos con mayor estabilidad que su antecesora, brindando una sensación de más seguridad. Incluso en las maniobras bruscas a las que la sometimos sobre y fuera del asfalto, no mostró deficiencias.
Entre las mejoras introducidas también se optimizó el recorrido de los amortiguadores y la extensión de los elásticos en + 120 milímetros, lo que le confiere un mayor confort de marcha. Además, para sumarle agilidad a la conducción presenta una nueva desmutiplicación de la dirección.
El conjunto de suspensiones (multibrazo delantero y eje rígido trasero) fue orientado más al trabajo que al confort. Por eso nos parece un poco más dura en ciudad que alguno de sus rivales, tal vez por las características de sus neumáticos, pero tampoco traslada ninguna sensación desagradable a los pasajeros.
Hay algo que no cambia en la L200, pues mantiene esa sensación inalterable que siempre transmitió Mitsubishi: capacidad off road. Es que la marca tiene muchos años de trayectoria en vehículos todo terreno y por ello se comporta con absoluta soltura para transitar en terrenos adversos, donde se puede complicar el tránsito. Además de sus prestaciones naturales, el Control de Estabilidad evita que la L200 no pierda la trayectoria ante situaciones más complicadas.
Para tener óptimas aptitudes utiliza un sistema Super Select 4WD-II con diferencial central, que presenta 4 modos incluyendo el 4WD permanente, que absorbe las diferencias de rotación entre las ruedas delanteras y traseras, corrige maniobras en curvas exigidas y le aporta buena tracción en el manejo off road. Con el modo 2H circula en rutas con condiciones normales. Si pasa a un asfalto mojado o caminos donde se puede poner en riesgo la conducción, se conecta el 4H. En terrenos abruptos, con superficies de baja adherencias (piedra, ripio) utiliza 4HLC. Por su parte, en barro, nieve o arena, 4LLC resulta ser la opción ideal con el bloqueo de diferencial.
También probamos su poder frenante. Detenernos completamente cuando circulábamos a circulando a 100 km/h demando 40,7 metros, un valor adecuado para un vehículo de 1.800 kg.
Precios:
Alfacar, importadora de Mitsubishi en Argentina, estableció los siguientes precios (que incluyen IVA) para la gama L200: 2.4 High Power MT (USD 51.900) y 2.4 High Power AT (USD 53.200). Es decir que la versión con caja automática cuesta 2.000 dólares más que la de transmisión manual. Su valor por la importación extrazona la penaliza, sino tendría el valor más bajo de todas las pick ups del segmento. Para estos productos, la garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros.
Mitsubishi cuenta en Argentina con una amplia red de 26 conesionarios donde, además de adquirir las unidades OKM, se pueden realizar los diferentes services programados y recibir asesoramiento. En la página www.mitusbishi-motors.com.ar podrán encontrar el listados de agencias y talleres habilitados para poder cumplir con el plan de mantenimientos
A continuación detallamos el cuadro con prestaciones y consumos:
Valores obtenidos con nuestro equipo de medición de performance | ||
Aceleración | ||
0 a 100 km/h | 9,96 seg | 179,06 m |
0 a 100 m | 7,18 seg | 81,93 km/h |
0 a 200 m | 10,99 seg | 105,36 km/h |
0 a 300 m | 14,19 seg | 120,51 km/h |
0 a 400 m | 17,03 seg | 131,04 km/h |
0 a 1000 m | 31,54 seg | 164,81 km/h |
Consumo | |||
Velocidad | Régimen motor | Consumo | Autonomía |
a 100 km/h | 2.050 RPM | 7,6 l/100km | 986 km |
a 120 km/h | 2.450 RPM | 8,9 l/100km | 842 km |
a 130 km/h | 2.650 RPM | 9,6 l/100km | 781 km |
Urbano | 9,7 l/100km | 773 km |
Recuperación de 80 km/h a 120 km/h |
|
En Directa | 7,11 seg |
Prestaciones | Computadora de abordo simple y comando incómodo |
Consumo | Falta de antinieblas traseros |
Posición de conducción | Paragolpes trasero plástico |
Aptitudes offroad | One Touch solo para conductor |
Fortaleza general | |
Equipamiento de seguridad | |
Comportamiento dinámico | |
Diseño con personalidad |
Características New Mitsubishi L200 2.4 4WD AT |
|
Motor | Diesel 4 cilindros |
Cilindrada en cm3 | 2.442 |
Potencia CV/rpm | 181 a 3.400 |
Par máximo kgm/rpm | 43,9 a 2.500 |
Velocidad máxima km/h | 179 |
Peso en kg | 1.840 |
Capacidad tanque de combustible en litros | 75 |
Capacidad de baúl dm3 | 456 |
Neumáticos | 245/65-17 |
Consumo a 100 km/h | 7,6 l/100 km |
Consumo a 130 km/h | 9,6 l/100 km |
Consumo urbano | 19,7 l/100 km |
Precio en dólares | 53.200 |
Garantía | 3 años o 100.000 km |
Excelente chata, como todas las Mitsu, evolución en el motor a pesar de que el viejo 3.2 es un fierro indestructible, lástima que el costo sea elevado. Hay que acostumbrarse un poco al nuevo diseño, la parrilla cromada resulta un poco extraña.
@Juan Francisco hay que viajar más atento en la ruta. Los paragolpes de metal van a desaparecer, son peligrosos, así que andá planteandote no atropeyar a nadie porque vas a tener la camioneta toda marcada…
Daniel buenos días. Capacidad de carga y de remolque?….Tiene los valores de la actual y del modelo anterior 3.2 de 170????
Excelente prueba, un vehiculo casi interesante, digo casi porque; le falta 2 marcadores de aguja y ademas no entiendo su pulgar abajo por lo del paragolpes de plastico. Si adelante no tiene paragolpes, lo de ahora solo es para pequeños toques de estacionamiento, paragolpes tenian las F100, Silverado y las primeras Ranger y S10, ahora ninguna tiene en ningun lado.
Si viajo por la ruta a 100 (con una pick up actual) y se aparece un animal suelto y no puedo esquivarlo, el animal muere y yo destruyo mi vehiculo, ahora si mi vehiculo tuviera un paragolpes, solo el animal moriria y lo digo por experiencia