Parece que su presentación fue bastante reciente, pero el Renault Mégane IV fue develado hace ya más de cuatro años y como suele suceder cuando un producto llega a esta etapa de su ciclo comercial, llegó el momento de una actualización, en este caso sutil a nivel estético pero bastante profunda a nivel tecnológico y mecánico –con la incorporación de una variante híbrida-, que también abarca a una de sus variantes más deseadas, la deportiva RS.
El Mégane RS 2020 se renovó parcialmente de cara a la inminente llegada del nuevo Volkswagen Golf GTI de octava generación –con su variante de casi 300 CV-, que será como siempre su rival a batir. Los cambios son bastante leves, pero suficiente para otorgarle un lavado de cara: en primer lugar, se destaca el nuevo diseño de los faros de Led, que si bien mantienen la firma luminosa en forma de C, los proyectores ahora son más finos y rectangulares, acompañando el estilo de las luces de circulación diurna (DRL). El paragolpes es idéntico al de la serie anterior, en el que ya se destacaban las grandes tomas de aire y los faros antiniebla con un formato inspirado en una bandera a cuadros.
De perfil, estrena nuevo diseño para las llantas de aleación con terminación diamantada, mientras que en la parte trasera también se retocaron internamente los faros, que acompañan el estilo de los delanteros.
Sin embargo, las modificaciones más importantes son las que no se observan a simple vista pero “se sienten”: Renault Sport modificó el sistema de escape, que ahora cuenta con una válvula mecánica para ajustar el sonido del tubo central de acuerdo al gusto del conductor, permitiendo circular con un bajo nivel de ruido, similar a las versiones convencionales, o sacar a relucir la estirpe deportiva del RS con un sonido más ronco y con petardeos al bajar de marcha.
Puertas adentro, las novedades también son sutiles: estrena instrumental 100% digital configurable por el conductor y una nueva pantalla de 9,3” (antes 8,7”) ubicada en posición vertical, para el sistema multimedia R-Link con funciones específicas para esta versión con parámetros del vehículo o la posibilidad de registrar los tiempos de vuelta con el RS Monitor. Además, suma tapizado y revestimientos en Alcantara. Completan la dotación tecnológica varios asistentes de conducción como advertencia de cambio de carril involuntario, control de velocidad crucero adaptativo o el sistema de frenado automático de emergencia con detección de peatones.
Mecánicamente, no hay novedades ya que conserva el motor naftero 1.8 TCe, ahora de serie con 300 CV (antes estaba disponible una versión con 280 CV) y 400 Nm de torque en caso de que se asocie a la caja manual de 6 marchas, o de 420 Nm optando por la transmisión automática de doble embrague y 6 velocidades. Por supuesto, mantiene la suspensión deportiva específica, el eje trasero direccional 4Control y el equipo de frenos de alto rendimiento provisto por Brembo. Para quienes quieran llevar al siguiente nivel de deportividad a su Mégane RS, la marca del rombo ofrece como opcional el chasis Cup –con diferencial de desplazamiento limitado Torsen y suspensión más rígida-, prácticamente de pista.
Próximamente a la venta en Europa, su llegada a nuestro país sigue en stand by. Si bien en un principio estaba en los planes de la filial local, por el momento su arribo sigue en lista de espera, aunque aún hay posibilidades.
Bestia total! Aún así, mantendré mi RS mk3 ya que al ser coupe será un clásico.