La tecnología avanza constantemente, aunque hay sistemas que no sufren tantos retoques, al menos en su modo de funcionamiento. Uno de ellos son los frenos, cuyo cambio más importante fue pasar de los tambores/campanas –que todavía se siguen utilizando- a los más eficaces discos. A partir de ello, encontramos discos de todo tipo, siendo de los más avanzados los carbonocerámicos utilizados en los superdeportivos y numerosos sistemas que basan su funcionamiento en los frenos, como el ABS, el control de estabilidad y tantos otros. Ahora, Mercedes-Benz en su afán por evolucionar su tecnología de electrificación y siendo una de las automotrices con mayor cantidad de innovaciones en su historia, apunta a dar un paso más allá, con una tecnología completamente revolucionaria.
Denominado In Drive, plantea un cambio radical respecto a los sistemas de frenos actuales, que se encuentran fijados a la masa de las ruedas y ubicados por detrás de las llantas. El sistema de la firma de Stuttgart, que será exclusivo para sus EV’s, se integra directamente en el extremo del motor eléctrico. Esta ubicación no solo reduce el peso total del conjunto, sino que también minimiza el mantenimiento requerido, ya que el desgaste es prácticamente inexistente.
De acuerdo a lo que se conoce hasta ahora de In Drive, aunque el sistema sigue utilizando un disco de freno, este permanece estático en la rueda, es decir, no gira junto con ella. En su lugar, son las pastillas las que giran 360°. Esto permite aumentar la superficie de frenado y reducir la presión necesaria para detener el vehículo, prolongando notablemente la vida útil del sistema, casi equiparándola a la del propio vehículo.
Por otra parte, su diseño incluye una carcasa protectora que evita la emisión de polvo fino contaminante, un ítem que la Unión Europea busca regular. Este enfoque no solo elimina la necesidad de limpieza frecuente, sino que también elimina los molestos chirridos, contribuyendo a un mayor confort y silencio durante la conducción.
Así como tiene sus ventajas, también plantea algunas cuestiones a resolver o soluciones diferentes. Al no ubicarse detrás de las llantas, donde tradicionalmente reciben ventilación, requiere un sistema de refrigeración líquida. Sin embargo, a la vez esto genera otros beneficios: en primer lugar, no representa un aumento significativo en el peso, ya que el nuevo sistema permite eliminar aproximadamente 25 kilogramos en componentes. Además, favorece la aerodinámica al permitir cerrar completamente las llantas, algo que antes no era viable debido a las necesidades de ventilación.
Lo que aún resta por resolver y que mencionamos en el primer párrafo, es su interacción con otros sistemas de seguridad clave del vehículo, como el ABS y el control de estabilidad, por lo que, para que lo veamos en las calles, ya instalado en un producto de fabricación en serie, habrá que esperar algún tiempo más.